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El 5 de mayo, el bono alemán a 10 años experimentó la mayor subida de la historia en una sola sesión: 45 puntos básicos. En paralelo, se ampliaban los diferenciales en la eurozona y en las mesas de trading se abrían nuevas apuestas, a la baja, sobre los países periféricos.

EN SU REPORTE DIARIO a los clientes, Morgan Stanley explicaba el pasado 12 de abril su posicionamiento respecto a los bonos soberanos de la zona euro: “Esperamos que el yield del bono alemán a 10 años toque el 1% y se amplíen los spreads con los periféricos de cara a final de año. Menos apoyo del BCE y más oferta son la principal razón de esa apertura de spreads. Estamos cortos estructuralmente del 10 años europeo con un objetivo de 1,75% y cortos del 5 años España frente Alemania”.

Alemania pagaba ese día un 0,59% por su bono a 5 años, y España un 1,1%. Eso suponía un diferencial de 51 puntos básicos. Menos de un mes después, al cierre de la primera semana de mayo, el 5 años alemán pagaba ya el 0,84% y el español un 1,49%. Y el diferencial había subido hasta los 65 puntos básicos.

“Ahí hay dinero seguro, es una apuesta irreprochable desde el punto de vista de una mesa de trading -reconoce otro analista- porque no te están recomendando ponerte corto “a pelo”, como se dice en el argot, sobre el bono español. Solo apuestan a que el diferencial entre ambos bonos, alemán y español, se va a ampliar. Y eso, cuando el BCE deje de comprar, resultará inevitable”. De hecho, el BCE aún sigue comprando bonos (acumula un 35% de la deuda soberana española en su balance) y el diferencial entre la deuda española y la alemana ya ha comenzado a ampliarse.

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