Joe Biden

En septiembre, de manera inesperada, ha llegado la desaceleración. Y la causa principal es la variante delta del coronavirus, que vuelve a cobrarse 1.500 vidas diariamente. La aparición de la nueva variante amenaza muy seriamente con provocar una reactivación en forma de ‘W’.

EEUU

HASTA HACE APENAS UN MES, la mayor duda relativa a la economía de Estados Unidos era si su crecimiento iba a batir, por dos años consecutivos, al de China. La última vez que el aumento del PIB estadounidense fue superior al chino fue en 1984, y solo por un año. Pero ahora, gracias a la recuperación post-Covid, ese récord de tres décadas y media iba a ser batido. Es más: los indicadores de inicio del verano habían llevado a considerar que la ‘victoria’ estadística iba a repetirse en 2021. Ya lo dijo Biden: “Estados Unidos ha vuelto”.

Pero la frase de Biden era en política exterior. Y, después de la debacle de Afganistán, de donde EEUU se retiró sin consultar a ninguno de sus aliados, no está tan claro a qué ha vuelto la primera potencia mundial. Lo mismo cabe aplicar a la economía. En primer lugar, porque la esperada aceleración de este año y el que viene era solo consecuencia del efecto rebote tras el desplome causado por los primeros meses del coronavirus, y de la masiva inyección monetaria y fiscal con la que esa crisis fue evitada. Después de este periodo excepcionalmente bueno, el crecimiento estadounidense regresaría a su tasa tendencial, es decir, del 2,2%-2,3%.

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