«El PSOE actual no tiene líneas rojas, puede subir, bajar o mantener los impuestos… según convenga, puede pactar unos compromisos de gasto para luego olvidarse de ellos por razones sobrevenidas; puede asumir un déficit mayor o menor porque una vez aprobada la ley se verá cómo se ejecuta. El cumplimiento presupuestario no figura entre las prioridades políticas, hay otras urgencias. De lo que se trata es de disponer de un presupuesto que se pueda presentar en Bruselas para obtener luz verde a los flujos financieros europeos, que son imprescindibles y que en buena parte ya se han gastado o están comprometidos»
A mediados de septiembre, aun con los plazos ordinarios vencidos, el Gobierno aspira y confía en lograr un acuerdo político de mínimos que permita aprobar los Presupuestos 2021, sin los cuales no podría durar. Los números decisivos no son los de las partidas presupuestarias (de los cuales casi nada se sabe) sino los de los votos parlamentarios suficientes para aprobar la ley con las rectificaciones que impongan los aliados coyunturales. En Moncloa (Sánchez) tienen varias sumas alternativas para alcanzar los votos necesarios, con o sin Ciudadanos, y con o sin algunos de los votos catalanes.