La nueva administración, cuajada de profesionales reputados, parece dispuesta a recuperar para EE. UU. un papel director en asuntos internacionales. Se espera que vuelva a los compromisos sobre cambio climático, a la OMS, a encabezar la necesaria reforma de la OMC… pero hay frentes en los que la reconducción resultará más difícil.

Joe Biden habrá recibido ya el voto de los electores –el 14 diciembre– cuando los lectores reciban este número. En el momento de escribir estas líneas, la sombra de su predecesor es todavía alargada. Cuando la directora de la General Services Administration [GSA] se dirige por escrito al presidente electo a finales de noviembre, prefiere encabezar la carta con un Dear Mr Biden, como haría al dirigirse a cualquier suministrador de artículos de papelería. Un poco más de respeto institucional exigía dirigirse a Mr President-elec… También en otras partes del mundo, presidentes diversos –Méjico, Polonia…–, por razones también diversas, interpretan medias palabras o frases malhumoradas de Trump para justificar sus desdén ante un acto muy simple de cortesía entre naciones.

NUEVOS ACTORES
Las primeras propuestas del nuevo presidente para cubrir cargos de importancia son sin duda tranquilizadoras, porque ha buscado la experiencia profesional de Janet Yellen, como secretaria del tesoro, la de Antony Blicken para estado o la diplomacia activa de Linda Thomas-Greenfield como representante permanente ante las Naciones Unidas.

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