“Por primera vez desde la transición la eventual formación del gobierno incorpora también eventuales necesidades de forzar o traspasar los límites que marca la vigente constitución … Si repite Pedro Sánchez cabe prever fuertes tensiones derivadas de los pactos que finalmente alcance. Y caso de resultar inevitable una repetición de las elecciones, lo ajustado que separa a los bloques, induce a pensar que el escenario tiene probabilidades de ser parecido, si no igual… medio año después.
La ilusión de que la rivalidad tremendista se mitigara tras el 23 j se ha desvanecido. No hay puntos de encuentro por falta manifiesta de voluntad y es dudoso que así se pueda construir un país en óptimas condiciones. La expectativa de un inminente futuro demasiado igual … ¿ilusiona a una mayoría del país? Si no es, debería ser esa la principal cuestión”

LA PROPIA madrugada del 24 de julio, mientras se contabilizaban los últimos votos, quedó servido el dilema: otro período de Pedro Sánchez encabezando el gobierno o repetición de elecciones para estrenar el próximo año, luego se supo que el 14 de enero… si no se logran evitar. Es poco probable que se despeje antes de la segunda quincena de noviembre, con presumible preludio de altibajos, idas, venidas, confirmaciones y desmentidos sobre la cuestión clave: ¿darán su voto al candidato socialista los 25 diputados de los cuatro grupos nacionalistas –dos vascos y dos catalanes– y a cambio de qué? Ni la decisión ni la legislatura van a ser fáciles, dado que, por primera vez desde la Transición, la eventual formación del gobierno incorpora eventuales necesidades de forzar o traspasar los límites que marca la vigente Constitución. Ni siquiera va a ser sencillo el apoyo de los 31 elegidos en las listas de Sumar, vistas las grietas que nadie desmiente entre los subgrupos aglutinados en torno a Yolanda Diaz, indisimuladamente apresurada a marcarse un espacio político diferenciado del socialista.