Tipos más bajos llevaron a admitir unos per superiores a la media histórica. La subida de tipos más drástica que se recuerda obliga ahora a revisar múltiplos y previsiones de beneficios.


Texto: Julio López (Attitude Gestión SGIIC)


UNA DE LAS COSAS que más tardó el ser humano en conseguir fue descubrir el tamaño de la Tierra. Uno de los que lo intentó fue el británico Richard Norwood. Dado su amor por la trigonometría, lo primero que intentó fue calcular la longitud de un grado. Empezó con la espalda apoyada en la torre de Londres y dedicó dos gloriosos años a recorrer 333 kilómetros en dirección norte hasta York. Utilizaba para medir una medida de longitud de la época, la cadena (equivalente a 22 metros) que extendía repetidamente, haciendo al mismo tiempo los ajustes más meticulosos para tener en cuenta los desniveles del terreno y los culebreos del camino; el último paso fue medir el ángulo del Sol en York a la misma hora del día y el mismo día del año que lo había hecho en su primera medición de Londres. Partiendo de esto, consideró que podría determinar la longitud de un grado del meridiano de la Tierra, y calcular así la longitud total. Era una empresa casi ridículamente ambiciosa- un error de la más mínima fracción de grado significaría una desviación real de kilómetros-

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