Olaf Scholz salió derrotado de la última convención del SPD, en 2019, así que ahora, como ganador de las elecciones generales del 26 de septiembre, debe encabezar las negociaciones -en 22 grupos de trabajo- con verdes y liberales mientras lidia con un SPD que pretendía volver al más rancio socialimo, intervencionista y nacionalizador.

ALEMANIA SE DISPONE a esperar una nueva ronda cuatrienal de negociaciones para la formación de gobierno. Los lectores ya conocen que el resultado de las elecciones del 26 de septiembre conduce a un gobierno de coalición, y algunos seguramente calculan las posibilidades que dejan abiertas los resultados electorales. La jerga política alemana califica las coaliciones resultantes en términos de combinaciones de colores. Ampel (semáforo de tráfico) refleja el rojo del SPD, el verde del partido de este nombre , y el amarillo, distintivo de los liberales; Jamaica (los colores de la bandera de este país) se formaría con el negro de la CDU/CSU, más el verde y amarillo de verdes y liberales. Característica muy particular es que cualesquiera partidos pueden verse forzados a coaligarse por la aritmética de los votos: el elemento decisorio -por sorprendente que resulte en algunos otros climas- no son forzosamente afinidades ideológicas. En el caso actual, como veremos, varios partidos han conseguido superar una fase previa de Sondierungen (sondeos) y convenir una fecha firme para iniciar negociaciones formales que desemboquen en un acuerdo de gobierno.