De 570.000 empresas españolas analizadas, 40.000 no podían cubrir el pago de los intereses de su deuda. Y eso según las cuentas del ejercicio 2019. Se puede esperar un aumento en 2020.

Texto: Juan María Sainz Muñoz •
Consejero Delegado de Informa D&B •

Juan María Sainz Muñoz
Juan María Sainz Muñoz

El término empresas zombis surgió a partir de la situación producida en Japón al final de la burbuja de precios de los años 90 que dio lugar a que surgieran empresas que estaban respaldadas por los bancos locales. Ese dinero, sustentado por créditos del Estado, mantenía artificialmente con vida a empresas que de facto habían quebrado con la crisis. Esto creó un círculo vicioso: los bancos en dificultad ayudaban a las empresas que no crecían, detrayendo estos recursos a las demás. Es decir, a consecuencia de mantener un número elevado de empresas zombis se provocó una mala asignación de créditos que desembocó en una disminución de la productividad poniendo en riesgo la capitalización del sector. En la actualidad, el término empresa zombi se aplica a aquellas que no consiguen cubrir sus gastos financieros con sus ingresos corrientes. La pandemia ha puesto de actualidad este concepto por la importancia de la distribución de ayudas por los gobiernos y bancos centrales. En un primer momento, las ayudas públicas permiten solventar problemas de liquidez, pasando posteriormente a una fase donde se convierte en un problema de solvencia. Por lo tanto, llegados a este punto, el debate se centra en decidir cuáles deberían de ser los criterios de asignación de los recursos. ¿Las ayudas deben ser amplias o solamente dirigidas a empresas viables, con futuro y posibilidades de crecimiento? Este temor a la zombificación de la economía existe en la mayoría de los países desarrollados, pero en Informa D&B hemos analizado el panorama empresarial en España. Hemos identificado dos tipos de empresas zombis: por un lado, aquellas conforme a la definición tradicional y caracterizadas por un alto endeudamiento[1] y, por otro, con una definición menos académica, aquellas sociedades inscritas en los Registros Mercantiles y sin actividad comercial.

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