Y riñas barriobajeras en el Congreso; con el esperpento de esos compatriotas, independentistas catalanes, con su huelga de cierre del Parlament.

Luis Alcaide
Luis Alcaide

Seguimos en covid -omicrón esta vez, y variantes al acecho- mientras rusos, estadounidenses y chinos se muestran los dientes como sabuesos que se amenazan y se temen. También suenan alertas de inflación y todo tipo de disputas políticas nacionales. Portugal al pairo, ¡Bravo! Por fortuna, inquietudes y zozobras alarmantes lejos. Muy lejos de cuando en octubre de 1962 el submarino soviético que navegaba hacia la Habana se encontraba a tiro de los destructores estadounidenses. El capitán de aquel submarino B-59, Vasili Arjepov, rehusó disparar sus torpedos T5 de carga nuclear. Nagasaki no se repetía. La humanidad, “esa especie biológica que –al decir de Bertrand Russell y Albert Einstein– ha tenido una historia extraordinaria, y cuya desaparición ninguno de nosotros puede desear” sobrevivía.

Continuamos con amenazas. Disputas a escala planetaria y riñas barriobajeras en el Congreso de nuestros diputados; sin olvidar el esperpento de esos compatriotas independentistas catalanes con su huelga de cierre de su Parlamento. Siguen funcionando los abastecimientos, los niños van al colegio y la ciudadanía a lo suyo. No se detiene la vida. La pandemia tampoco ha paralizado la recuperación. Buenas cifras de empleo y afiliación a la Seguridad Social en este pasado enero. La cuesta se está subiendo mejor que en otros eneros. Imprudentes, por no decir estúpidos comentarios ministeriales sobre las explotaciones ganaderas y una respuesta antidemocrática contra el ayuntamiento de Lorca. El asalto nuclear al Congreso de los EEUU llega a tierras murcianas. ¿Cuál será su radio de acción?. Cuando este número salga de la imprenta ya serán conocidos los resultados de las elecciones en esos territorios seculares de leoneses y castellanos. ¿Brexit entre ellos o nuevos ecos de aquel cantar de clerecía a sílabas contadas del clérigo Berceo?. Mensaje: Casado o Sánchez. Juicio de Dios en cualquier caso para conquistar a la dama de la Moncloa.

Sindicatos y patronal han llegado a un acuerdo. Han firmado un pacto. Los Reyes, sea don Pedro o Don Pablo, tendrán que sancionarlo, son las reglas democráticas porque los menestrales no dejan de ser súbditos. Un pueblo despreciado que envía sus soldados a Cuba, Filipinas o Marruecos, olvidándose de aquella máxima de Adam Smith, liberal y moralista: “La máxima de los amos de la humanidad no ha sido otra que: todo para nosotros y nada para los demás”. El covid remite, no desaparece y surge con fuerza la inflación. Enero, en la UE un 5,1%, un 6,1% en España y en los frugales, Holanda 7,6% y 8,5% en Bélgica. En este mismo número Luis Martí explica con sencilla claridad las causas de esta otra epidemia. No responde a ninguna aventura expansionista de los gobiernos nacionales sino a un desfase entre los vigorosos brotes de la demanda y las respuestas más débiles de la oferta. Encarecimiento del gas y del petróleo y escasez de semiconductores a escala universal. El BCE en su reunión del 3 de febrero predica moderación y cautela. Políticas monetarias menos expansivas pero sin pisar el freno para no detener la recuperación en marcha.♦