Tras muchas vueltas, la Unión Europea logró pactar en diciembre pasado nuevas estrategias de gestión de los flujos migratorios. En síntesis: asegurar controles más vigorosos de sus fronteras exteriores para contener las migraciones. Fernando Grande-Marlaska, ministro socialista español del Interior, consideró tal acuerdo “posible, justo, eficaz, practicable y, sobre todo, da tranquilidad” y “afianza la unidad ante un desafío importante”. Para el eurodiputado alemán Manfred Weber, presidente del Partido Popular Europeo, “los países de la UE deben frenar la inmigración irregular para evitar el auge de la extrema derecha”. Argumentos fragmentarios que, bajo retóricas digeribles, camuflan propósitos menos visibles: África, ‘cuna’ del Homo sapiens, podría ser de nuevo reducto de la humanidad.

Jennifer Sciubba (Rhodes College, Memphis) publicó en 2022 el libro ‘8 mil millones y contando: cómo el sexo, la muerte y la migración dan forma a nuestro mundo’, donde expone la brecha demográfica entre África y los demás continentes, “la mayor de la Historia”: mientras la tasa de fecundidad cayó por debajo del nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer) en gran parte de Europa, América, Asia y Oceanía, supera el doble en África subsahariana (4,7). Disparidad llamada a alterar de modo profundo la actual correlación entre los países tradicionalmente dominantes, ahora sociedades envejecidas, y las naciones más pobres y menos poderosas, con población mayoritaria muy joven. Factor clave que, señala la demógrafa, definirá las relaciones políticas, económicas y sociales en las próximas décadas.

Entre otros, François Soudan, editor del semanario franco-tunecino ‘Jeune Afrique’, advirtió sobre el fenómeno. En un artículo titulado “El futuro de la humanidad será menos blanco y cada vez más africano”, escribió: “en 2100, una de cada tres personas del planeta nacerá en África subsahariana”. Estudios de la Fundación Bill y Melinda Gates aseguran que, hacia mediados de siglo, África subsahariana triplicará su población, mientras la de Japón, España, Italia, Portugal, Tailandia y Corea del Sur quedará reducida a la mitad; pronto Nigeria superará a China en habitantes y ocupará el segundo puesto, tras India. Y cuando Naciones Unidas estima que casi el 40% de los humanos serán africanos a no tardar, las políticas migratorias en curso adquieren otra dimensión.♦