Quién no lamenta ‘lo mal que está el mundo’? ¿Quién no piensa, para su coleto, ‘la gente parece más tonta’? Realidad innegable es que el ser humano se degrada en múltiples facetas, creando un clima de inestabilidad en un ambiente de zozobra generalizada, que cada cual intenta capear como puede. Guerras insensatas, crisis políticas, económicas, ecológicas, sociales, morales, de valores… sin soluciones perceptibles, impulsan remedios esotéricos y explicaciones milenaristas, al pasotismo y, los más pesimistas, a bajarse de este planeta irreconocible, quimérica ensoñación. ¿Cómo llegó la Humanidad al estado de atonía?

Ciertos estudios atribuyen el mal a la paulatina merma del coeficiente intelectual (CI). El periodista Evan Horowitz lo tiene claro: en 2019 aseguró en NBC News que el mundo se llenaba de tontos a pasos agigantados, perniciosa deriva que socavaría la capacidad de resolver problemas y debilitaría las perspectivas económicas globales. Sus datos señalaban una preocupante disminución del cociente en los países escandinavos, Francia, Alemania o Gran Bretaña. “Que baje el CI de la gente significa otra temporada más de las Kardashian, que asistimos al posible final del progreso en muchos ámbitos, menos avances científicos y economías estancadas”, explicaba. Pareció simplista asociar un alto CI al éxito y capacidad de decisión. Pero diversos estudios demuestran que en general –varían los detalles– el CI promediado del país está vinculado a crecimiento económico e innovación científica. Y, parece, la inteligencia media de los ciudadanos de muchas naciones desarrolladas inició una fase de retroceso a principios del Milenio.

Supuestos expertos no aclaran las causas; sólo tópicos: teléfonos inteligentes (minarían la concentración); trabajos alienantes (poco estimulantes); calentamiento global (alimentos menos nutritivos)… Clasistas y xenófobos culpan a la fertilidad disgénica (familias poco inteligentes pero más prolíficas) y, cómo no, a los inmigrantes, ‘menos inteligentes’ que los nativos. Teoría pulverizada: desde 2018, se sabe que el CI se reduce en la sociedad noruega y en los vástagos de una misma familia. El problema no es, entonces, que inmigrantes ignorantes y tontos ‘invadan’ países de listos y sabios, pues niños de padres inteligentísimos están bajando el nivel. Búsquese la verdadera raíz del problema… para resolverlo.♦