Confinarnos en angosto círculo durante la pandemia constriñó las relaciones humanas, acentuó la desconfianza hacia el desconocido y agudizó la xenofobia; tara que urge extirpar de esta aldea global si el empeño es impedir el previsible estallido social. Útil, pues, el renovado interés de sociólogos y psicólogos por analizar los efectos de la interacción entre extraños. La gente es remisa a relacionarse con extraños si no media fuerza mayor. Miedos ancestrales actúan de barrera psicológica para frenar el acercamiento, pero la Ciencia propone combatir fobia tan arraigada con el conocimiento de causas y efectos.
Toda cultura alerta a niños y adolescentes contra personas extrañas, potencialmente peligrosas. Y crecen con el trauma, mientras científicos sociales consideran que tan bienintencionada prevención degrada nuestra mente. Para Dietlind Stolle, politóloga alemana, ese persistente mensaje mina la confianza del ser humano hacia los otros, pues confiar es esencial para convivir. “Preparemos al niño para tomar decisiones seguras e inteligentes, no para asustarle de por vida”. Joe Keohane, periodista neoyorquino, sostiene en ‘The Power of Strangers’ que el recelo ante desconocidos merma oportunidades sociales y económicas en un ‘mundo de sospechosos’. Psicólogas canadienses realizaron pruebas en 2013: que 30 adultos sonriesen y hablaran con un camarero, y otros 30 se mostrasen reacios; quienes interactuaron con el barman sintieron mayor ‘sentido de pertenencia’ y mejor estado anímico. Investigadores del comportamiento de la Universidad de Chicago, y de otros países, dirigieron estudios análogos en transporte público o salas de espera; los participantes predijeron su fracaso: temían ser rechazados como intrusos por la persona abordada, o que el viaje resultase incómodo; pero descubrieron la grata experiencia al encontrar gente receptiva, amable y con parecida curiosidad.
Si los datos desinflan soflamas prejuiciosas y muestran los beneficiosos de hablar con extraños -satisfacción, compañía, optimismo, empatía- resulta insana la adustez ante un semejante. Véase al desconocido como compañero del viaje de la vida, no un agresor agazapado. Los sabios vinculan el bienestar con la calidad de las relaciones sociales.♦