“La única estrategia fiscal que podría contribuir a rebajar las tensiones inflacionistas pasa por una contención del gasto público, por su impacto sobre la demanda”.

JP Marín Arrese, economista
JP Marín Arrese

El IPC ha superado en nuestro país la barrera de los dos dígitos provocando un auténtico revuelo. No hay telediario o tertulia que deje de abordar el notable encarecimiento de la cesta de la compra, desde la gasolina a los alimentos o la hostelería, sin olvidar las ya clásicas referencias a los recibos de la electricidad o del gas. No faltan testimonios de ciudadanos de a pie describiendo lo difícil que les resulta llegar a fin de mes. Escudarse en que se trata de un fenómeno generalizado que golpea a la mayoría de los países sirve de escaso consuelo. Refugiarse en la excusa de que el tanto de culpa recae por entero en Putin ante el desabastecimiento de productos primarios provocado por su aventura belicista, tan solo constituye una explicación a medias. Sin duda, las sanciones a Rusia por su invasión de Ucrania están generando notables desequilibrios al cegar fuentes esenciales de suministros. Pero se olvida que las subidas en los precios cobraban ya creciente pujanza antes de iniciarse la contienda.

Para acceder a este contenido, necesita una suscripción a la Revista Consejeros, vea los “PLANES DE SUSCRIPCIÓN”.
Si ya dispone de una suscripción debe “INICIAR SESIÓN”.