“La tasa de cobertura de las exportaciones españolas de bienes superó el 96% en el primer semestre (en EE.UU., por ejemplo, fue del 63%) que se suma a un modesto superávit en la de servicios”
No han sido tiempos fáciles los determinados por el Covid para la salud de los españoles, ni tampoco para la actividad económica. Sin embargo, el derecho a la vida y al emprendimiento se han conservado y mejorado. Hay opiniones y observaciones para todos los gustos, pero los datos y los hechos están ahí. Empiezo por recordar mi traslado a Bruselas, en 1995, para ocupar un puesto en la Representación de España ante las Comunidades (REPER). Mis dos primeras sorpresas fueron la calidad del parque de automóviles belga y el gran número de mascotas. Pocos niños y muchos perros. Abundante muestra de descapotables y el anuncio de un conocido restaurante de la Avenue Louise a su entrada: “Les chiens sont les bienvenus, les enfants interdits”. Ningún obstáculo para los perros en los tranvías, autobuses o ferrocarriles belgas. Una sociedad acomodada pero consecuente con su nueva demografía, más perros que niños. Algo que se repite en la sociedad española del siglo XXI. Menos niños que perros. Pero aquí sí, restricciones en los transportes para los canes. Prejuicios atávicos de una sociedad española con un parque automovilístico remozado; nada que envidiar a nuestros vecinos europeos.
La pandemia nos ha traído más de una desgracia. Muchas muertes, incluidas las de amigos muy próximos y queridos. Confinamiento. Autodisciplina mayoritaria de la población mientras asistíamos a una agobiante espera por la llegada de la vacuna, pero el remedio se ha conseguido en un tiempo récord. Victoria de la ciencia de los seres humanos sobre el virus destructor. Algo para celebrar por encima de botellones y fiestas irresponsables.