Tras cinco años de crecimiento casi nulo es improbable que Alemania acelere su recuperación sin reformar sus políticas y aumentar la inversión neta, apoyada en su margen fiscal.

Texto: Eiko Sievert (Responsable de sector público y soberano para Scope Group) •

Eiko Sievert
Eiko Sievert

El estancamiento económico de Alemania (AAA/Estable) en los últimos cinco años no tiene precedentes en los 50 años de historia del país desde la década de 1970. Esperamos que la economía se estanque de nuevo este año, con un aumento de la producción de sólo el 0,2%. Esto situaría el PIB apenas un 0,3% por encima de los niveles prepandémicos, muy por detrás de otras grandes economías europeas como el Reino Unido (+2,3%), Francia (+2,6%), Italia (+4,2%) y España (+4,9%), y de otros países con calificación AAA (+7,4%). En comparación con la trayectoria de crecimiento anterior a la pandemia, se espera que el nivel del PIB de Alemania en 2024 sea unos 6 puntos porcentuales inferior al previsto en 2019, el mayor diferencial de este tipo entre los países del G7.

El crecimiento de Alemania repuntará hasta el 1,4% en 2025, más en línea con otras grandes economías europeas, antes de volver gradualmente a su potencial a medio plazo del 0,8%. Pero incluso esta modesta perspectiva de crecimiento es vulnerable a los riesgos geopolíticos, dada la dependencia de la economía alemana, de alto valor añadido y orientada a la exportación, de las importaciones de energía y del comercio mundial.

“La última Ley de Alivio de la Burocracia IV promete un ahorro anual para la industria de hasta 944 mns., que los representantes del sector consideran insuficientes. El Consejo Nacional de Control Regulador de Alemania señala que los costes burocráticos para las empresas se han mantenido estables en 65.000 mns al año (1,6% del PIB) desde las elecciones federales de 2021, pese al objetivo gubernamental de reducirlos”

El ajuste del freno de la deuda es crucial, pero no suficiente para impulsar la inversión. La reforma del freno de la deuda podría ayudar. Los grandes colchones fiscales del país han proporcionado un escudo eficaz contra el impacto de la pandemia, la crisis energética y las repercusiones de la guerra de Rusia en Ucrania, pero se espera que la estricta interpretación del freno de la deuda por parte del Tribunal Constitucional del país frene el crecimiento al restringir la inversión pública. Sin embargo, también son necesarias reformas más ambiciosas para incentivar el crecimiento del sector privado. Reducir las cargas administrativas de las empresas simplificando la legislación urbanística y fomentando la digitalización son algunas de las prioridades. La última Ley de Alivio de la Burocracia IV promete un ahorro anual para la industria de hasta 944 millones de euros, pero los representantes del sector consideran insuficientes las medidas propuestas. El Consejo Nacional de Control Regulador de Alemania señala que los costes burocráticos anuales para las empresas se han mantenido prácticamente estables en 65 000 millones de euros (en torno al 1,6% del PIB) desde las elecciones federales de 2021, a pesar del objetivo declarado del Gobierno de reducir la burocracia. El Gobierno también debe abordar los problemas estructurales del mercado laboral, que están provocando escasez de trabajadores cualificados. Alemania tiene una de las tasas de vacantes más altas de las economías europeas, con un 3,9%, frente a una media del 2,5% en la UE. La reforma de la inmigración, las políticas favorables a la familia y las inversiones para fomentar el empleo serían de gran ayuda. Alrededor del 66% de las madres y el 35% de las mujeres sin hijos trabajan actualmente a tiempo parcial.

ALEMANIA SE QUEDA REZAGADA EN LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA POST-PANDÉMICA DE EUROPA

Fuente: Scope Ratings

Los retos económicos de Alemania pueden superarse con ambiciosas reformas políticas en esta línea, pero para lograrlas será necesario el consenso político entre partidos, cuya próxima prueba es la negociación sobre el próximo presupuesto federal. El Gobierno de coalición tendrá que hacer concesiones difíciles para acordar el presupuesto de 2025 antes del verano. Habrá que ahorrar entre 15.000 y 30.000 millones de euros (entre el 3,2% y el 6,3% del presupuesto de 2024), lo que exigirá recortes de gastos en la mayoría de los ministerios. Estos recortes suelen traducirse en una menor inversión neta, lo que resta al Gobierno capacidad para afrontar los retos a largo plazo de Alemania.

“Para acordar el presupuesto de 2025 antes del verano el Gobierno deberá hacer concesiones difíciles, y ahorrar entre 15.000 y 30.000 millones (entre el 3,2 y el 6,3% del presupuesto 2024)”

Alemania dispone de un amplio margen de maniobra presupuestaria para afrontar los retos a largo plazo. La situación presupuestaria de Alemania contrasta fuertemente con las finanzas públicas de las mayores economías europeas, como el Reino Unido (AA/Estable), Francia (AA/Negativo) e Italia (BBB+/Estable), que se enfrentan a elevados déficits públicos y, en ausencia de planes creíbles de saneamiento presupuestario, a un aumento de la deuda pública en los próximos años. Alemania sigue disponiendo de un importante margen presupuestario para financiar inversiones que fomenten el crecimiento. En los cinco años anteriores a la pandemia de Covid-19, el país registró superávits primarios de las administraciones públicas por término medio del 2,2% del PIB. En los próximos cinco años, esperamos déficits continuados, ya que el Gobierno se enfrenta a presiones crecientes sobre el gasto y hace uso de la flexibilidad existente en el freno de la deuda, que permite un déficit de hasta el 0,35% del PIB. Incluso con esta política fiscal más laxa, se espera que la ratio deuda/PIB de Alemania disminuya en los próximos años, alcanzando el 59% en 2028, frente al 64% en 2023.

Los retos a corto plazo para la calificación soberana de Alemania están relacionados con los crecientes riesgos geopolíticos, incluida la posible escalada de la guerra de Rusia en Ucrania, la incertidumbre sobre el resultado de las elecciones estadounidenses de noviembre y el aumento de las tensiones entre los gobiernos occidentales y China, factores sobre los que el Gobierno alemán tiene un control limitado. Los retos a más largo plazo para la calificación soberana de Alemania están relacionados con los riesgos de transición para sus industrias de uso intensivo de energía y las crecientes presiones de gasto relacionadas con el envejecimiento de la población. Unas mayores inversiones netas y el aumento del potencial de crecimiento son remedios importantes para ambos.♦