EEUU

Crecimiento y pleno empleo con una inflación a la baja dibujan un escenario casi de cuento para la economía de EEUU. Los mercados, que hace un año presagiaban una recesión (inversión de la curva, etc) pasaron después a respaldar el escenario de un aterrizaje suave patrocinado por la FED y a hablar ahora de un “no aterrizaje”. Tal vez sea demasiado pronto para echar las campanas al vuelo. La última vez que la FEC subió los tipos al 5,25%, en junio de 2006, EEUU tardó 18 meses en entrar en recesión (diciembre de 2007). Ahora, desde la última subida -el 27 de julio de 2023- no ha transcurrido aún un año (un año electoral, además).

CONTRA LA OPINIÓN de todos los expertos, la economía americana en 2023 no tuvo que entrar en recesión para sofocar el brote inflacionista, surgido a raíz de las políticas expansivas impulsadas para combatir la temida contracción del COVID. Esta contracción resultó intensa pero muy breve. Paul Krugman se pregunta en una newsletter reciente si estamos viviendo la largamente soñada economía de cuento de hadas, o “goldilocks”: una economía cuya productividad aumenta todos los años, permitiendo que haya una elasticidad suficiente para que las políticas de empleo y anti inflación no sean antagónicas. Ha de de decirse que tal elasticidad no se ha visto nunca desde la II GM. Lo normal es un cierto trade off entre la inflación y la tasa de paro. En todo caso, la mayoría de los expertos han fallado en sus previsiones de hace un año1, como puede verse en el gráfico (abajo) que tomo de la citada newsletter. En azul, las intrincadas, pero fallidas” previsiones de la FED y la mayoría de expertos para 2023. En rojo, el resultado final. Reflexiones aparte sobre la capacidad de predicción de los sofisticados modelos empleados, vemos que en 2023 se alcanzó una combinación de desempleo e inflación inaudita, con una tasa de crecimiento del 3%, escandalosa comparada con la prevista del 0,5%, y acompañada con una inflación también menor a la prevista. Si hacemos un burdo índice de eficacia de gestión político-económica, restando de la tasa de crecimiento la tasa de inflación, la previsión era de signo negativo por (0,5% – 3%); el resultado real fue de (3% – 2%): un verdadero éxito, aunque no sin algunas sombras para el futuro, como veremos inmediatamente.

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