“Las democracias occidentales ayudaron al agredido y ajustaron sus necesidades al racionamiento del gas ruso, que hoy está más barato que antes”.
La humanidad ha disfrutado durante los últimos siglos de unas condiciones climáticas favorables para la vida de las especies animales y vegetales. La agricultura, la artesanía, el comercio, florecieron ininterrumpidamente. Sin ninguna alteración medioambiental, a diferencia de lo que ocurrió en otros periodos geológicos. Los humanos se encontraron con un autentico paraíso terrenal que acogía a más y más inquilinos. Plagas y guerras frenaron pero no impidieron la recuperación de la civilización y de las condiciones de vida. A lo largo de los siglos XIX-XXI los inquilinos del planeta inician una etapa de crecimiento autodestructiva que compromete la estabilidad del clima. Sin embargo, los intereses creados van a oponer una tenaz resistencia a la hora, ya inminente, de corregir los daños infligidos a la arrugada piel del planeta. Las preocupaciones son más inmediatas: inflación, crisis energética, destrucción nuclear, pandemias… el calentamiento global no es más que una amenaza futura, cierta pero difusa.
El año 2023, como los precedentes, no verá la creación de una decisión colectiva para conservar la salud del medioambiente. Las preocupaciones son otras mientras el calentamiento se agudiza, desaparecen los glaciares y el hielo de los casquetes polares se convierte en agua. Durante el pasado año las cotizaciones bursátiles han sufrido una estrepitosa depreciación con miles de millones de pérdidas en dólares y euros. Entre tanto, un país europeo, Rusia, decide invadir a su vecino del sur precisamente en el momento en el que el precio del gas alcanza su máxima cotización. Una fuente de energía vital para el tránsito hacia la des carbonización. Los gobiernos que representan a los consumidores de las democracias occidentales no se amilanan, acuden en ayuda del país agredido, condenan al agresor y ajustan sus necesidades energéticas al racionamiento del gas ruso… Y la cotización de esta fuente de energía es hoy más baja que antes de la declaración de guerra de Putin. Un gesto de las democracias y una señal de responsabilidad que es un gran paso hacia delante para el establecimiento de energías verdes a la vez que en unos laboratorios californianos los científicos consiguen la fusión del átomo. Una ventana de par en par hacia la des carbonización.
Las dificultades del día a día, inflación y antagonismo de los partidos políticos, así como decisiones discutibles de los gobiernos distraen a la ciudadanía de la auténtica amenaza, la salud del planeta. España, como otros países, ha sufrido los efectos del Covid pero afortunadamente las decisiones tomadas por las autoridades y los esfuerzos de los cuidadores de la salud, junto a los logros de la ciencia, la vacuna, se han convertido en un sólido baluarte. Problemas como el separatismo catalán han perdido intensidad. El moderno y democrático estado español, integrado en las instituciones europeas, está saliendo airoso de las ferocidades cotidianas. Los problemas no desaparecen pero la normalidad económica y social está ganando la partida, incluso alejando las amenazas de quienes predican la catástrofe.♦