“El Banco de Japón y el de China han contrarrestado el billón de dólares retirado por la FED. Un estímulo para la actividad pero también para la inflación”.

Luis Alcaide
Luis Alcaide

Por el mes era de mayo cuando canta la calandria y responde el ruiseñor” así cantaba el desconsolado prisionero. Pero las calandrias macho solo alzan el trino de reclamo en marzo y los ruiseñores su bello cantar en mayo, cuando estalla la primavera. El cancionero y la biología no coinciden como tampoco lo hacen esas señales amenazantes de recesión, con sus subidas de tipos de interés, con los buenos brotes de actividad a las dos orillas del Atlántico. Y todo eso, además, aunque esté muy por medio la despiadada guerra del camarada Putin y sus colegas soviéticos del antiguo KGB bendecidos todos ellos por el patriarca ortodoxo de Moscú.

El pasado año 2022 registró el mayor desastre de los últimos tiempos en las cotizaciones de los títulos de renta fija mientras las acciones cotizadas en bolsa también sufrían una pronunciada caída. Se abren las ventanas del nuevo año 2023 bajo los auspicios de una recesión en los EEUU y Europa. Inflación, alza de tipos, bancos centrales guardando la estabilidad financiera… En resumen, sube el coste del dinero y se restringen los estímulos cuantitativos de compras de títulos de deuda de alta calidad. Además, y en muy primer plano, guerra en Ucrania. Corolario: alza de las materias primas energéticas y de alimentos esenciales como los cereales. Pronósticos sombríos a los que la actividad económica les presta oídos, cuando no sordos sí bastante cerrados. Ahí esta el ejemplo del índice Bloomberg que refleja las cotizaciones de la deuda publica y los bonos de alta calidad con un alza del 4% en enero. Así mismo, indicadores de la actividad real tan positivos como la subida del empleo en los EEUU o el índice industrial y de servicios en la Unión Europea. Señales de actividad que no de recesión.

El viento polar se ha calmado al despuntar la primavera atmosférica en los primeros días de marzo. Los rendimientos de los bonos recuperan las telúricas previsiones de una subida de los tipos de interés en EEUU de hasta un 5,4% en julio. Economistas alemanes de alta graduación demonizan a Mario Draghi por su “haremos lo que sea necesario” que desembocó en tipos de interés negativos. Una autopista para la inflación. Pero el mensaje del economista italiano sigue escuchándose, aunque no se oiga, en Japón, cuyo banco central, con el apoyo del banco central de China, han contrarrestado el billón de dólares que ha retirado la Reserva Federal. La liquidez global no se ha reducido. Se quiera o no, un estimulo para la actividad real pero también para la inflación. ¿Liquidez excesiva o insuficiencias de la oferta de productos energéticos y alimenticios? La pandemia marcó la escasez de semiconductores asi como de contenedores. Precios arriba. Estados y Gobiernos aportan ayudas y lo repercuten en el déficit presupuestario, en suma, liquidez y apoyos a las rentas de los ciudadanos pero también de las empresas. Los estados no se han olvidado de los accionistas. Bancos centrales, por su parte, en búsqueda de ese límite del 2% de la inflación cuando el esfuerzo bélico para el envío de armas a Ucrania sigue afectando a los presupuestos de los estados occidentales.♦