Populismo, pandemia, crisis… pero “nunca llovió que no escampara”. Así que casi al tiempo se nos anuncian la vacuna y el nuevo presidente de los EEUU.

Luis Alcaide
Luis Alcaide

Cuando más impedían las oscuras nubes de la pandemia y el populismo su aparición, el sol ha realizado una habilísima pirueta saliendo por Occidente. Solsticio de invierno con vacuna y un nuevo presidente en los EEUU. Sabia nueva para los ciudadanos, renacimiento de la cooperación internacional: menos proteccionismo, energías limpias y automóviles eléctricos; una fiesta inversora saludada con alzas en las cotizaciones bursátiles. Los mejores argumentos para combatir la desconfianza hacia las élites innovadoras. Las mejores bazas para recuperar el sueño americano arrinconando los odios raciales. Todos caben y colaboran. Dos ciudadanos alemanes de padres turcos dirigen la farmacéutica BionTech, nucleo central en el desarrollo de la nueva vacuna comercializada por Pfizer. Y una vicepresidenta de los EEUU mestiza contra los espasmos racistas, legado de mentes enrabietadas que arranca en los siglos XVIII y XIX, convencidas de que los Masones preparaban una conspiración para derribar al Gobierno. Siglo XX: McCarthy y la John Birch Society denuncian a ciudadanos estadounidenses liberales y patriotas por promover la implantación del comunismo. Trump planta la nueva semilla negando el nacimiento de Obama en los EEUU. La paranoia, sin embargo, se ha extendido. Votos favorables de 70 millones de ciudadanos.

El 23 de octubre Trump anunciaba un acuerdo con China para reducir una serie de obstáculos y barreras arancelarias que dificultan la entrada de alimentos y productos agrarios del medio oeste norteamericano. ¿Cuantos de esos agricultores y ganaderos desconocen el desequilibrio de los intercambios entre los dos países?. En los primeros ocho meses de 2020 las exportaciones estadounidenses a China, $69.584 mn apenas representan un tercio de sus importaciones, $262,681 mn. Unos resultados que repiten el fracaso de las relaciones comerciales de los EEUU con el resto del mundo. ¿Qué fue de aquella gran potencia suministradora principal a la hora de reconstruir Europa y parte del resto del mundo al término de la II Guerra Mundial? Un viajero reciente a Los Ángeles comenta la penuria de las infraestructuras urbanas, con cables electricos a la vista y la ocupación de las grandes avenidas por tiendas de campaña, hogar de mucha población trabajadora.

Aquí nos debatimos entre contagios, muertes y saturación hospitalaria. No se refuerzan las primeras lineas de ambulatorios ni se asiste debidamente a los colectivos de riesgo mientras se construye un hospital junto a la desierta ciudad de la Justicia cuya inauguración igual coincide con la llegada de las primeras dosis de la nueva vacuna. Un presupuesto descaradamente expansivo en la linea de esa NUEVA POLÍTICA MONETARIA comentada por el Financial Times que declara el funeral de los déficit presupuestarios a la vez que apuesta por una economía en hibernación. La agricultura se ha erigido en paladín de nuestras exportaciones. La industria, entre ERTEs y créditos ICO se sostiene en pie mientras los servicios hoteleros resucitan con el anuncio de la nueva vacuna. Sorprendidos y también atónitos por esa mejora en los sueldos de políticos, funcionarios y jubilados, colectivos con ingresos asegurados. Desconcertados por cuestionarse la condición de lengua vehicular del castellano así como por la resistencia del centro derecha a seguir la senda marcada por Macron y Merkel y su rechazo al Frente Nacional y a la Alianza para Alemania. La vacuna es el nuevo mensaje enviado por los cielos para que se restablezca la concordia política y se reactive la cooperación económica y social.♦