Los comentaristas de FUNCAS apuntan a “un mercado laboral como motor de la coyuntura, algo insólito en el país”.

Luis Alcaide
Luis Alcaide

El avance del PIB, un 0,7%, en el primer trimestre del año, marca el camino de un crecimiento en el valor de la producción de bienes y servicios algo superior al 2% en 2024. El empleo, en cifras desestacionalizadas, se incrementó un 0,2% en los primeros tres meses y se desmelenaba en abril con cifras record en cotizantes a la SS y personas ocupadas. Ya en 2023 el empleo había crecido un 3%, por encima del valor del incremento del PIB, un 2,5%. Los comentaristas de FUNCAS apuntaban: a “un mercado laboral como motor de la coyuntura, algo insólito en el país”. Producción y empleo, un tanto al alimón, no consiguen sin embargo desacreditar, como apunta Catherine Camus (hija del Nobel), aquello de que “el francés se despierta cada mañana en el paraíso pero se cree en el infierno” ¿Españoles y estadounidenses no sufren parecida dicotomía?. Un simpático comensal de la mesa contigua, al cabo de unos minutos de charla, acaba quejándose de una España regida por un Gobierno comunista. ¿Alguna expropiación o nacionalización de empresas? pregunto. Nos despedimos cordialmente. Pero hay más quejas, y más sofisticadas: el déficit de la SS o la evolución tardía de la renta per cápita.

La pandemia del Covid fue un palo severo. Trató de contrarrestarse con ERTES (desde marzo de 2020 a la actualidad unos 4,3 millones de residentes) y créditos ICO para autónomos y empresas en graves dificultades. El paro y la actividad se resintieron y el incremento del gasto público, como respuesta, repercutiría directamente en el déficit presupuestario. Gusten o no aquellos paliativos, el enfermo se ha recuperado rapidísimamente y ahí le tenemos, con avances del PIB, el empleo, más ingresos presupuestarios, un gasto social algo más contenido y un déficit presupuestario también algo menor pero todavía tributario del déficit de la Seguridad Social. ¿El aumento del aumento del número de cotizantes facilitará corregir el actual desequilibrio entre pensiones y cotizaciones? Son mucho los ‘boomers’ que llegan a la edad de jubilación pero también son muchos los inmigrantes con bastantes años de empleo y cotización por delante. No hay ejemplos de países con un buen desempeño económico precipitándose por la fosa de la insolvencia financiera.

¿Y qué decir de la renta per cápita? El PIB ha crecido pero también, y mucho, el número de residentes en España. El denominador de la ecuación se ha disparado, ahora bien, como afirman los economistas del desarrollo “la presión demográfica sobre la renta per cápita provoca una presión para mantener el nivel de vida de la comunidad generando un incremento de las habilidades para organizar y estimular el desarrollo”. En definitiva, “un aumento vigorizante que induce nuevos desarrollos -afirma Schumpeter- y acaba generando un aumento del ingreso per cápita”. En efecto, si aumenta el producto, la renta de los residentes le sigue. Se venden más mercancías y servicios al resto del mundo y de puertas adentro se incrementan el consumo y la inversión… Es el panorama de esta España del 2024 sea cual sea el resultado de las elecciones en Cataluña y las europeas.♦