“Ucrania mantiene el vigor de sus resistencia gracias a la elevada moral de su población y al firme apoyo de EEUU y países europeos. Pero aparecen ya síntomas preocupantes -véase el resultado de las elecciones en Países Bajos- de cierto desánimo ante una guerra que no muestra síntomas de poder concluir con el resultado pretendido de preservar la libertad y soberanía de Ucrania. Es el efecto que llamamos “fatiga de guerra” no ya en Ucrania, sino entre los países que la están apoyando, hasta ahora, sin apenas vacilación política ni financiera”


Texto: Luis Martí (Ex Director del Banco Mundial)


Esta revista ha comentado varias veces el conflicto ruso-ucraniano: en su momento se han ido reflejando opiniones sobre materias de fondo, tales como el discurso con el que el presidente ruso pretendió revestir su invasión en términos de autodefensa, el debate interno en Alemania sobre el envío de material de defensa a Ucrania, o el apoyo decidido a Ucrania por parte de la UE, del Reino Unido y de la administración Biden. El objetivo no ha sido publicar unas cuantas crónicas de guerra, sino crear una preocupación por las posibles formas de poner fin al desgaste humano y económico que sufre, sobre todo, el país invadido, Ucrania, que pretende recomponer su frontera inicial, expulsar a un ejército invasor, y reconstruir el país y la vida de sus ciudadanos.

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