La Organización Mundial de Comercio publicó el 12 de septiembre su informe anual 2023, del que recogemos aquí algunas conclusiones (*). La primera, que las tensiones geopolíticas y la caida en el crecimiento de las economías más importantes llevan el comercio mundial a una tasa de crecimiento mínima, del 1,7% para 2023.


Texto: Ngozi Okonjo-Iweala (*)


El año pasado fue otro año tumultuoso para la economía y el comercio mundiales. Incluso cuando la pandemia del COVID-19 empezó a remitir, la comunidad internacional se vio puesta a prueba por una crisis tras otra, desde la persistente inflación hasta las perturbaciones climáticas, la inseguridad alimentaria y los conflictos civiles e interestatales. A pesar de la sombra proyectada por las crecientes tensiones geopolíticas, el comercio ha demostrado ser una fuerza de resistencia y recuperación.

El valor del comercio mundial de bienes y servicios en 2022 alcanzó la cifra récord de 31,4 billones de dólares. Sin embargo, el riesgo de una costosa fragmentación económica es real y creciente. Los economistas de la OMC prevén que el volumen del comercio mundial de mercancías crezca sólo un 1,7% en 2023, antes de acelerar hasta el 3,2% en 2024, salvo nuevas sorpresas a la baja. El débil crecimiento del comercio refleja la ralentización del crecimiento del producto interior bruto (PIB). Los investigadores del Banco Mundial creen que el potencial de crecimiento está disminuyendo tanto en las economías avanzadas como en las economías en desarrollo, y han argumentado que uno de los factores responsables es la desaceleración lenta pero constante del comercio mundial en comparación con la producción económica durante la última década.


“El valor del comercio mundial de bienes y servicios en 2022 alcanzó la cifra récord de 31,4 billones de dólares. Sin embargo, el riesgo de una costosa fragmentación económica es real y creciente. Los economistas de la OMC prevén que crezca sólo un 1,7% en 2023 antes de acelerar al 3,2% en 2024”


En este contexto de disminución de las perspectivas económicas de los ciudadanos de todo el mundo, los argumentos a favor de la cooperación multilateral en materia de comercio para combatir la fragmentación e impulsar el crecimiento y la productividad son más fuertes que nunca. Esta cooperación sigue siendo posible, como vimos en junio de 2022 en la 12ª Conferencia Ministerial de la OMC (MC12). Nuestros 164 miembros se reunieron por encima de diferencias geopolíticas y sustantivas para adoptar una serie de decisiones ministeriales sobre subvenciones a la pesca, seguridad alimentaria, respuesta a pandemias y comercio electrónico. Y demostraron que el sistema multilateral de comercio puede contribuir de manera significativa a resolver los retos comunes mundiales.

Demostraron que la OMC es capaz de actuar con rapidez para responder a problemas acuciantes. La 12ª Conferencia Ministerial también fue testigo de un compromiso con la reforma de la OMC, en la que los miembros acordaron emprender una revisión exhaustiva de las funciones básicas de la OMC para garantizar que la institución siga siendo adecuada a sus fines. Los ministros acordaron, en particular, abordar las preocupaciones sobre el sistema de solución de diferencias de la OMC, con el objetivo de garantizar un mecanismo plenamente operativo para 2024.

Es vital que la OMC se base en el éxito de la MC12 para que siga cumpliendo su mandato de utilizar el comercio como medio para mejorar los niveles de vida, crear mejores puestos de trabajo y promover el desarrollo sostenible. Un paso clave en esta dirección es garantizar que el Acuerdo sobre Subvenciones Pesqueras alcanzado en la MC12 entre en vigor lo antes posible, lo que requiere la aceptación formal por dos tercios de los miembros.

Este acuerdo pionero –el primero de la OMC que sitúa la sostenibilidad medioambiental en su núcleo– ayudará a frenar unos 22.000 millones de dólares anuales en subvenciones perjudiciales. También contribuirá a invertir el declive de las poblaciones de peces marinos que está poniendo en peligro tanto la salud de nuestros océanos como los medios de subsistencia de las comunidades pesqueras de todo el mundo. Además, va acompañado de asistencia financiera y técnica para que los países en desarrollo y menos adelantados mejoren su capacidad de gestión de la pesca y apliquen las nuevas disciplinas en cuestiones que no pudieron resolverse en la MC12, como las ayudas relacionadas con la sobrepesca y el exceso de capacidad.


“El acuerdo pionero sobre subvenciones pesqueras, alcanzado en la XII Cumbre de Ministros de la OMC -y que requiere la aprobación formal de 2/3 de los miembros- ayudará a frenar unos $22.000 millones en subvenciones perjudiciales”


Encontrar soluciones a estas cuestiones pendientes ocupa un lugar destacado en el orden del día de la 13ª Conferencia Ministerial (CM13) de la OMC, que se celebrará en Abu Dhabi en febrero de 2024. De cara a la CM13, los miembros han estado debatiendo activamente la reforma institucional y estudiando la solución de diferencias, así como diversas formas de hacer más eficaces los comités y procesos existentes. Amplios grupos de miembros siguen esforzándose por crear normas compartidas en áreas que se encuentran en el centro de la economía mundial del siglo XXI, como el comercio electrónico y la facilitación de las inversiones, y por avanzar en los debates sobre diversas iniciativas medioambientales.

Es importante señalar que los miembros también están explorando nuevas formas de abordar cuestiones pendientes desde hace mucho tiempo, como la reforma agrícola, una prioridad crítica para muchas economías en desarrollo y desarrolladas sobre la que las negociaciones llevan estancadas demasiado tiempo. La seguridad alimentaria sigue siendo un reto importante, a pesar de los importantes avances logrados en la MC12, donde los ministros acordaron facilitar el flujo de ayuda alimentaria de emergencia protegiendo las compras humanitarias del Programa Mundial de Alimentos de las restricciones a la exportación y se comprometieron a mantener el flujo de alimentos a través de las fronteras.

Según un informe de mayo de 2023 de una red de organismos de las Naciones Unidas, regionales y no gubernamentales, 258 millones de personas se encontraban en situación de crisis o niveles peores de inseguridad alimentaria aguda en 2022, frente a los 193 millones de 2021. Cientos de millones más sufren desnutrición. Aunque el seguimiento por parte de la OMC de las restricciones a la exportación de alimentos, piensos y fertilizantes ha ayudado, los altos precios de los alimentos y la volatilidad del mercado siguen contribuyendo a los problemas inmediatos de asequibilidad, mientras que las sequías, las olas de calor y las inundaciones socavan la producción actual y advierten de problemas de suministro aún peores relacionados con el clima en el futuro.

A finales del año pasado, los miembros de la OMC establecieron un programa de trabajo para ayudar a las economías vulnerables a mejorar su resistencia a la inseguridad alimentaria. Esto también se deriva de lo acordado por los miembros en la MC12. Pero aún queda mucho por hacer. Los miembros deben encontrar la manera de romper el largo estancamiento de las negociaciones agrícolas para que las normas de la OMC sobre el comercio agrícola, que en su mayoría datan de la década de 1990, se reformen y actualicen para responder de manera más eficaz a las necesidades y los retos actuales y futuros de la seguridad alimentaria mundial, incluidos el cambio climático y la sostenibilidad.

Como deja claro este Informe Anual, la OMC ha estado trabajando duro en una amplia gama de otras áreas para mantener el comercio abierto y ayudar a sus miembros a hacer frente a los desafíos globales, desde las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania hasta los impactos actuales de la pandemia, los desastres naturales y el mayor problema de acción colectiva al que se enfrenta el planeta, el cambio climático.

Decidimos dedicar la edición del año pasado de nuestra publicación estrella –el Informe sobre el Comercio Mundial– al tema del comercio internacional y el cambio climático. Ese informe subraya las muchas maneras en que el comercio puede ayudar, y está ayudando, a las economías a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y a adaptarse a un clima cambiante. El mensaje clave, que llevamos a la conferencia de la ONU sobre el clima –COP27– en Sharm el-Sheikh a finales de 2022, es que cuando se trata del cambio climático, el comercio es parte de la solución mucho más de lo que es parte del problema.

El Informe Anual de este año también describe cómo, lejos de los titulares de las noticias, los miembros han seguido utilizando los comités de la OMC para plantear sus preocupaciones comerciales y encontrar soluciones a los problemas a los que se enfrentan. Además, el informe ofrece una instantánea de nuestro trabajo continuado para proporcionar formación a los funcionarios públicos – más de 5.500 en 2022 – con el fin de ayudarles a comprender mejor las normas de la OMC para que puedan ayudar a sus economías a beneficiarse de las oportunidades económicas creadas por el sistema multilateral de comercio.

Las conmociones de los últimos tres años han puesto de manifiesto auténticas vulnerabilidades en el funcionamiento de las cadenas de suministro mundiales. Pero sigo convencida de que los problemas más graves están en función del exceso de concentración y no del comercio como tal. Esto significa que la forma de resolver estos problemas no es hacer todo en casa –lo que crearía vulnerabilidades propias– sino promover cadenas de suministro que sean más profundas, más diversificadas y más desconcentradas. Llevar a las economías y comunidades de los márgenes de la economía mundial a la corriente principal haría que el comercio fuera más inclusivo e incluso más resistente.

Una OMC fuerte es un requisito previo para este proceso, que nosotros llamamos “re-globalización”. La 13ª Conferencia Ministerial será una oportunidad importante para que los miembros de la OMC demuestren que la reunión ministerial del año pasado no fue un milagro aislado en el lago de Ginebra. Podemos y debemos seguir reforzando esta institución vital y garantizar que la cooperación multilateral en materia de comercio contribuya a solucionar los problemas a los que se enfrentan las personas, las naciones y el patrimonio mundial.

1
El comercio en un año de policrisis

El comercio mundial creció a un ritmo moderado en 2022, pero este crecimiento se vio limitado por varios factores relacionados, como la guerra en Ucrania, los elevados precios de los alimentos y la energía, el endurecimiento de las políticas monetarias, las perturbaciones en la cadena de suministro y el COVID-19. Se espera que el crecimiento del comercio en 2023 sea moderado, pero una reducción de las presiones inflacionistas y de la cadena de suministro podría elevar las perspectivas del comercio y la producción.

2
Comercio de mercancías

El volumen del comercio mundial de mercancías creció un 2,7% en 2022, ligeramente por debajo de las previsiones de la OMC. El crecimiento del comercio y de la producción en el año se vieron frenados por varios factores económicos adversos, que en conjunto llegaron a considerarse una “policrisis”. La mayor de estas crisis fue el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania a finales de febrero, que ha causado un inmenso sufrimiento humano y una amplia destrucción de la capacidad productiva en Ucrania y ha dado lugar a la imposición de amplias sanciones económicas y comerciales contra Rusia.

En un informe sobre la crisis publicado en abril de 2022, la OMC señalaba que Rusia y Ucrania eran proveedores clave de bienes esenciales, sobre todo alimentos y energía. Rusia y Ucrania juntos representaron el 25% del comercio mundial de trigo en 2019, mientras que Rusia sola representó el 9,4% del comercio de combustibles, incluida una cuota del 20% en el comercio de gas natural. Los países de Oriente Medio y África fueron los más vulnerables al conflicto en términos de suministro de alimentos, ya que muchos importan alrededor de la mitad de sus necesidades de grano de Ucrania, Rusia o ambos.


“Las exportaciones ucranianas se desplomaron un 30% en valor. Las de Rusia aumentaron un 15,6% debido a un incremento de los precios, pero su volumen parece haber disminuido ligeramente. La reducción de los suministros, o la amenaza de esa reducción, hizo que los precios de los productos básicos se dispararan: +18% en los alimentos (65% en comparación con 2019)”


Según un informe actualizado de la OMC publicado el 23 de febrero de 2023, el comercio mundial se mantuvo resistente en 2022 y funcionó mejor de lo que se temía en un principio, ya que las economías más afectadas por la guerra encontraron fuentes de suministro alternativas. Los precios de los bienes afectados por la guerra también subieron menos de lo previsto. Sin embargo, las exportaciones ucranianas se desplomaron un 30% en valor. Las exportaciones de Rusia aumentaron un 15,6% debido a un incremento de los precios, pero su volumen de exportación parece haber disminuido ligeramente. La reducción de los suministros, o la amenaza de una reducción de los suministros, de bienes esenciales hizo que los precios de los productos básicos se dispararan en 2022, con un aumento interanual de los precios de los alimentos del 18% (65% en comparación con 2019).

Los precios de la energía también se dispararon un 58% en 2022 (un 93% en comparación con 2019), incluido un aumento espectacular del gas natural. La reducción de los envíos de gas entre Rusia y la Unión Europea afectó desproporcionadamente a los precios de la energía en Europa, pero los esfuerzos por encontrar fuentes alternativas de suministro elevaron los precios del gas natural licuado (GNL) en otros lugares. Los precios del gas en Norteamérica, con su abundante producción local, se mantuvieron bajos en comparación con el resto del mundo.

Los altos precios de la energía se sumaron a un aumento de la inflación general, que ya había repuntado tras la pandemia, en parte debido a las interrupciones de la cadena de suministro y en parte como resultado de las políticas fiscales y monetarias expansivas de muchas economías, incluidas las de Estados Unidos y la Unión Europea. Los bancos centrales de todo el mundo empezaron a subir los tipos de interés en un esfuerzo por frenar la inflación, pero esto podría lastrar el gasto de las empresas y los consumidores en 2023 y años posteriores. En diciembre, los precios de las materias primas habían retrocedido desde sus recientes máximos, aunque seguían siendo elevados en términos históricos.

Los índices de gestores de compras (PMI), basados en encuestas a empresas de todo el mundo, también mostraron un repunte de los pedidos de exportación a principios de 2023, posiblemente señalando el inicio de una fase de recuperación del comercio tras un descenso mayor de lo esperado en el cuarto trimestre de 2022. Los PMI también mostraron una caída de los precios de los insumos y la producción, plazos de entrega más cortos y una recuperación de los inventarios, lo que sugiere una relajación de las presiones inflacionistas y una mejora de las condiciones de la cadena de suministro. Sin embargo, la subida de los tipos de interés ha revelado debilidades en los sistemas bancarios que podrían avivar la volatilidad financiera si no se controlan, lo que a su vez lastraría el crecimiento del comercio. Gobiernos y reguladores deberán estar alerta ante estos y otros riesgos en 2023.


REGLOBALIZACIÓN

El sistema multilateral de comercio supervisado por la Organización Mundial del Comercio se creó hace poco más de 75 años con la visión de que el fomento de la interdependencia entre las economías desempeñaría una función decisiva para lograr la paz y la prosperidad. Esta visión había surgido como una enseñanza fundamental después de tres decenios desastrosos de desglobalización, marcados por dos guerras mundiales, la Gran Depresión y el extremismo político. Durante tres cuartos de siglo ha orientado a los responsables de la formulación de políticas para sentar los cimientos del mundo integrado en el que vivimos hoy en día. Sin embargo, ahora esta visión se está poniendo en tela de juicio. Las crisis recientes, como la pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania, han sustentado la percepción de que la globalización expone a las economías a riesgos excesivos.

En consecuencia, ha cobrado fuerza un discurso escéptico sobre el comercio, según el cual el comercio internacional es un obstáculo para la creación de un mundo más seguro, inclusivo y sostenible. Al considerar la interdependencia como un defecto en lugar de una virtud, los responsables de la formulación de políticas ahora están haciendo más hincapié en la independencia económica. En este contexto, en el Informe sobre el comercio mundial 2023 se examina con espíritu crítico la función del comercio internacional para hacer frente a algunos de los desafíos más acuciantes de nuestro tiempo: mantener la paz y la seguridad, reducir la pobreza y la desigualdad, y lograr una economía sostenible.

La principal conclusión del informe es que el comercio internacional, afianzado en un sistema multilateral de comercio reforzado, desempeña un papel indispensable en la creación de un mundo más seguro, inclusivo y sostenible. Sobre la base de estas conclusiones, en el informe se defiende que una alternativa preferible a la fragmentación es la “reglobalización”, entendida en el sentido de ampliar la integración en el comercio a más personas, economías y cuestiones.

El capítulo B muestra que las corrientes comerciales mundiales han sido resilientes a pesar de las dificultades en el panorama mundial de las políticas comerciales. Para poner el informe en contexto, el capítulo B ofrece un análisis empírico de la situación actual de la globalización y presenta tres conclusiones clave: en primer lugar, el nuevo discurso que cuestiona el comercio internacional se está manifestando cada vez más en forma de tensiones comerciales. En segundo lugar, estas tensiones están empezando a afectar a las corrientes comerciales, incluso en formas que apuntan a una fragmentación. En tercer lugar, pese a estos desafíos, el comercio internacional sigue prosperando de muchas maneras, lo cual implica que, en general, la idea de desglobalización aún dista de verse respaldada por los datos.


“Aumentan las preocupaciones comerciales a nivel técnico, que se cuadruplicaron entre 2015 y 2022. Y en un nivel más político -del Consejo de Comercio de Mercancias- donde el número de preocupaciones comerciales no resueltas se multiplicó por 10 en ese periodo”


El capítulo comienza con un debate sobre la proliferación de las tensiones comerciales. El escepticismo respecto del comercio internacional ha ido creciendo en la formulación de las políticas comerciales mundiales, lo que ha dado lugar a varios reveses en los esfuerzos de integración comercial regional y a un giro hacia la adopción de políticas comerciales unilaterales. Como consecuencia, han surgido tensiones entre algunos de los principales países comerciantes, y las medidas comerciales y los reglamentos técnicos unilaterales han llevado a los Miembros de la OMC a plantear cada vez más preocupaciones comerciales.

El análisis de la labor de los comités de la OMC revela un aumento repentino de preocupaciones comerciales a nivel técnico, en particular en el Comité de Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC) y el Comité de Acceso a los Mercados, en el que se cuadruplicaron entre 2015 y 2022. Actualmente, un número creciente de preocupaciones sin resolver se está trasladando a un nivel más político en el Consejo del Comercio de Mercancías, donde el número de preocupaciones comerciales se multiplicó por 10 entre 2015 y 2022.

La utilización cada vez mayor de subvenciones por los Gobiernos ha sido otro motivo de preocupación, que ha dado lugar a un fuerte aumento del número de medidas compensatorias adoptadas por los Miembros de la OMC. En el capítulo B también se examinan los efectos de las tensiones comerciales en las corrientes comerciales internacionales. Se muestra que el estancamiento de la relación entre comercio y PIB a nivel mundial desde la crisis financiera mundial de 2008-2009 no parece deberse a las tensiones comerciales, ya que los costos del comercio siguieron disminuyendo después de 2008-2009. Obedece más bien a factores menos relacionados con las políticas, como la desaceleración de la desagregación de la producción, ya que pueden obtenerse más componentes dentro de los países sin necesidad de cruzar fronteras.

No obstante, el impacto de las crecientes tensiones comerciales empieza a ser evidente en las corrientes comerciales actuales entre China y los Estados Unidos. El comercio bilateral alcanzó un máximo histórico en 2022, pero su composición sufrió cambios coincidentes con las medidas arancelarias y se registró una brusca desaceleración en el comercio de algunas categorías de productos, como los semiconductores.

En términos más generales, en el capítulo B se sugiere que el comercio se está reorientando gradualmente con arreglo a criterios geopolíticos. Para ilustrar esta tendencia, en el capítulo se examinan “bloques” hipotéticos basados en índices de similitud de las políticas exteriores. El comercio entre estos bloques ha experimentado una tasa de crecimiento que es, en promedio, entre un 4% y un 6% inferior a la del comercio dentro de los bloques desde el inicio de la guerra en Ucrania en febrero de 2022. La conclusión alcanzada en el capítulo B es que, pese a estos acontecimientos, las afirmaciones de desglobalización siguen siendo sumamente exageradas. De hecho, también hay claros indicios de reglobalización y de una mayor cooperación internacional.♦

(*) El 12 de septiembre la Organización Mundial de Comercio publicó su Informe Anual 2023. Recogemos aquí el resumen que realiza su directora general, Ngozi Okonjo-Iweala, y el quinto epígrafe del Capítulo I donde hace un repaso de “El comercio en un año de policrisis”.