El impudor de uno basta para constituir la violación del pudor del otro” J. Lacan

“Para no ser avergonzado socialmente y acusado de puritanismo se exige, cada vez más, la renuncia al pudor. Y esa exigencia es también una forma de violencia”.

Texto: Alicia Arce Psicóloga clínica •

Alicia Arce, psicóloga clínica
Alicia Arce

Un niño de 6 años llega a casa del colegio, va a su habitación, mete rápidamente una carpeta en el armario y cierra la puerta. Su madre sorprendida le pregunta qué es eso?… “nada, no hay nada que ver” responde el hijo. La carpeta era un dosier exhaustivo sobre los genitales de los niños y las niñas, absolutamente explícito en sus dibujos muy naturalistas y con detallados nombres científicos; en cuanto su madre cogió el dosier el niño salió de la habitación. Su escuela aspiraba a enseñar a los niños y las niñas cómo es su cuerpo, cómo ha de nombrarse científicamente para evitar apelativos obscurantistas y que así, “se sientan totalmente cómodos con su cuerpo y con su sexualidad”. Un ideal de armonía con el cuerpo y la sexualidad late tras esta aspiración.

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