Rocío Hortigüela

“En los arbitrajes, el regulador compartía los argumentos del oligopolio eléctrico”

Cuando los regulados son unos pocos, con gran influencia en el mercado , en determinadas circunstancias, se pueden desequilibrar las fuerzas. Y en esos momentos tenemos que poder confiar en un sistema judicial verdaderamente independiente y ágil que devuelva las aguas a su cauce. En el caso español no ha resultado ser ni ágil ni independiente, como refleja el que tribunales internacionales de arbitraje estén dando la razón a promotores internacionales frente al regulador, que curiosamente, compartía los argumentos del oligopolio eléctrico”.

La demanda eléctrica en junio fue, en España, un 7% inferior a la de junio de 2019 (-17% abril y -12% en mayo) con lo que el precio de la electrticidad (30,62 €/MWh) cerró junio un 35% por debajo del de hace una año (aunque subió un 44% respecto a mayo). La caída de la demanada ha traído además cambios drásticos en el mix de producción: el carbón prácticamente ha desparecido (representó el 2,1%) mientras que las renovables crecen un 22% respecto a junio del año pasado, con la fotovoltaica (un 10% del total) creciendo un 96% respecto a hace un año. La nuclear generó el 19,7%, los ciclos combinados el 19,5%, la eólica el 17,6%, cogeneración el 12%, hidráulica el 11,7%…

En España tenemos una capacidad instalada de 100.000 Mgw, el doble de la que necesitamos. ¿Cómo se gestiona un sistema con el doble de capacidad de la que se necesita cuando además Europa no parece tener prisa en aumentar las conexiones que nos permitirían exportarla?

Precisamente por la poca prisa que muestra Europa, y más que Europa nuestro vecino del norte, en fomentar la interconexión es por lo que el sistema eléctrico español se gestiona casi como una isla, con potencia de respaldo suficiente de un mix variado de tecnologías para superar cualquier incidencia, y un gran gestor de red para despachar carga en tiempo real. Por otro lado, de los poco más de 100 GW instalados hay una parte importante que dejará de operar en los próximos años -las centrales de carbón o las nucleares- un hueco que según el PNIEC será ocupado por generación renovable, hibridación de tecnologías y capacidad de almacenamiento. Una transición tecnológica y ecológica que está prevista que realice el sector eléctrico en este mismo decenio. Esta transición será muy positiva para el sector y para la sociedad en general, por la reducción de la huella de carbono, la reducción del coste de producción, la menor dependencia de terceros países productores de combustibles fósiles, el equilibrado de la balanza de pagos, la disminución de pérdidas en distribución y transporte…

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