“El problema europeo es que seguimos sin tener un mercado único. Ni en banca, ni en energía, ni en telecomunicaciones…”
Asegura que “Los recientes acuerdos entre los agentes sociales recogen aumentos de los salarios del 4%, el 3% y el 2% para los próximos años, por tanto, cuesta pensar que tendremos un 2% de inflación en el 2025. Para que esa senda salarial sea compatible con una inflación del 2% los aumentos de la productividad tendrían que ser muy elevados. Pero históricamente esos aumentos de productividad nunca han sido tan fuertes. Ese pacto es bueno, pero el riesgo es que se enquiste la inflación”
FOTOGRAFÍA: Jesús Umbría •
Qué lección hay que extraer de la década de política monetaria laxa y de la pérdida de capacidad de maniobra actual de los bancos centrales frente a la inflación?
Una lección de humildad. Durante muchos años, los bancos centrales han llevado a cabo unas políticas monetarias poco efectivas. En Europa, ha estado persiguiendo un objetivo de inflación del 2% obligado por la ley y hemos tenido periodos de deflación, donde no había manera de que subieran los precios, y han bajado los tipos hasta cero, y luego han hecho una expansión cuantitativa. Sin que ello les llevara al 2% y tampoco se reanimara mucho la actividad económica. En cambio, esa política de dinero fácil ha llevado a que se asumieran excesivos riesgos en los mercados financieros o los mercados inmobiliarios. Han sido políticas que han distorsionado los mercados de activos y provocado una asignación incorrecta de las inversiones, una toma de riesgos excesiva y una especulación que no es sana. Y, luego, ha resultado que con el covid, reaccionaron con una creación excesiva de liquidez, que en parte está detrás del estallido inflacionario de 2022 y 2023, que aún puede continuar. Por tanto, una lección de humildad.