
El “lo que haga falta” del banco central europeo podría chocar, según el constitucional alemán, con uno de los principios que sostienen el andamiaje de la unión y que debe presidir cualquier actuación de un organismo europeo, el principio de proporcionalidad.
Al fin se ha hecho notar el peso de la opinión anti-europea en Alemania, consiguiendo por un lado el distanciamiento de su tribunal constitucional respecto del tribunal de justicia de la UE, y por otro reiterando diversas críticas a la gestión del BCE desde perspectivas distintas del análisis de política monetaria. La revista dedica unos comentarios finales a esta cuestión, en momentos de incertidumbre hasta que las instituciones convocadas por Karlsruhe hayan sabido, como esperamos, encontrar la fórmula para cerrar el caso.
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