Entre 2014 (elecciones europeas) y las últimas generales (diciembre 2019) han sido seis las elecciones en las que la suma del bipartidismo osciló entre el 45 y el 55% (frente a más del 70% de los 40 años anteriores) con un soporte del 30% para el partido más votado. Así que PSOE y PP mantienen su condición de partidos de Gobierno pero hasta ahora han rechazado dar pasos en la dirección de un gobierno a la alemana, con el argumento de que la situación no es de emergencia.
El gobierno español, socialcomunista según su vicepresidente 2º, hace votos por una continuidad hasta agotar la legislatura (diciembre de 2023). Pero evidencia tensiones internas más propias de la confrontación entre gobierno y oposición que de los debates internos propios de un gobierno de coalición. Todo ello en medio de una crisis sanitaria y económica que no tiene precedentes, frente a la cual el desempeño gubernamental va de mediocre a muy deficiente. El gobierno tiene a su favor para durar que el desempeño de la oposición resulta tan decepcionante como el del gobierno; una oposición agobiada por divisiones y crisis internas que no supera, que se acentúan ante la incapacidad para superar los viejos errores (más que errores) que se quisieron enterrar.
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POLÍTICA «Las primeras decisiones para la gestión de los fondos europeos no apuntan bien»