Washington y Moscú reconocen tener contactos sobre el curso de los acontecimientos mientras Kiev insiste en que su respete su unidad territorial como premisa para una negociación que, a la vista de los escenarios alternativos, todos parecen entender inevitable, llegado el momento.

La contraofensiva del ejército ucranio durante los últimos meses ha tenido notable éxito –al menos hasta estos primeros días de noviembre– y al mismo tiempo, ha puesto de manifiesto graves deficiencias de organización en el aparato militar ruso. Desde el ángulo político, además, dejó planteado un difícil problema territorial: Ucrania recuperó áreas significativas en oblasts que el presidente Putin considera rusas y con respecto a las que, semanas antes, después de recurrir al referéndum improvisado, había declarado taxativamente que cualquier acción militar sobre ellas sería interpretado como agresión a la propia Rusia. En estos momentos, por tanto, Ucrania avanza a través de territorio propio, aunque “declarado” ruso por Moscú sin que –de momento– la reacción haya reflejado las ambiciones de la oratoria presidencial.