Joe Biden

El presidente más a la izquierda desde Lyndon B. Johnson.

En dos años Biden ha cumplido ya muchas de sus promesas: ha aprobado el mayor plan de infraestructuras desde Eisenhower, con una inversión de $555.000 millones hasta 2023 en carreteras, vías férreas, red eléctrica, acceso a banda ancha y agua potable. Ha subido los impuestos a las rentas más altas y su primer programa de lucha contra el covid, por $1,9 billones, incluyó, entre otras cosas, un ensayo de renta universal limitado a las familias con hijos menores, que reciben un cheque mensual de hasta $300 por cada uno. Una medida que debe ser renovada por el congreso cada año. Ha puesto en marcha la ley de reducción de la inflación que contempla inversiones de $738.000 millones para la transición energética… si bien es cierto que en otros frentes (salario mínimo o créditos universitarios) no ha tenido tanto éxito.

QUE LAS ELECCIONES legislativas del 8 de noviembre pasado fueron un fracaso manifiesto para el Partido Republicano no es ningún secreto. La oposición solo logró una mayoría mínima en la Cámara de Representantes e incluso retrocedió en el Senado, a pesar de tenerlo todo a su favor: un presidente demócrata impopular –Joe Biden–, una inflación en máximos de cuatro décadas, una economía que está tonteando con el crecimiento cero (aunque el mercado laboral sigue disparado), y un mapa electoral totalmente ‘tuneado’ para beneficiarles (en EEUU existe incluso una palabra, ‘gerrymandering’ para aludir al arte de crear circunscripciones electorales de modo que éstas favorezcan a un partido).

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