“Quienes todavía se aferran al viaje en el autobús de Junts y Esquerra se quejan de que son muchos los que van apeándose.”

Luis Alcaide
Luis Alcaide

La corresponsal del diario francés le Monde, autora del “En el huracán catalán” cuenta que el Govern la llamó a capítulo bajo la amenaza de exigir a la dirección de su periódico una rectificación radical de sus análisis sobre la independencia catalana. Sandrina Morel se preguntaba: “¿Qué razones había para la independencia cuando Cataluña era el territorio más próspero de España?” Denunciaba por otro lado, que en aquella larguísima fila de independentistas unidos por las manos identificaba en tierras de Tarragona a participantes ya vistos en Gerona. Desconozco si hubo alguna rectificación de Le Monde pero desconfío de que se produjese.

Entre tanto no hay filas de independentistas cogidos de la mano, a la vez que las concentraciones patrióticas han adelgazado y las encuestas, así como los resultados electorales, marcan un importante recorte del furor independentista. Cada vez es más palpable que una cosa son los dirigentes y los menguantes militantes de Junts y Esquerra y otra el fervor de la mayoría de la población residente en Cataluña.

¿Alguna correlación entre los indultos y este deshielo? Quienes todavía se aferran al viaje en el autobús de Junts y Esquerra se quejan de que son muchos los que van apeándose. La carretera está imposible, llena de baches, se quejan los dirigentes, pero en realidad el firme está impecable. Las razones prevalecen. Theodore Zeldin (“una historia íntima de la humanidad”) recuerda aquella afirmación de Lutero de que “la razón es la puta del diablo”.

Me comentan unos entrañables amigos asturianos, bajo un sol otoñal, en su maravillosa costa occidental que “España se rompe, unos ciudadanos tendrán ventajas a costa de otros”. Les pregunto si no ocurrió algo así con el carbón asturiano, con menor potencial calorífico y más contaminante que cualquier otro venido de Australia o de la más cercana Polonia a un precio muy inferior…

El ex alcalde de Valladolid le ha recordado al candidato Nuñez Feijóo, “de perdedor a perdedor” las características de los regímenes democráticos parlamentarios. Es lo que tiene la democracia parlamentaria. Pero la aguda intervención del señor Oscar Puente fue pateada por los diputados del PP y seguida después por la interpelación de un psicólogo y bombero. Desgraciadamente no se ha producido ningún desagravio por el pateo y sus secuelas, pero la intervención de Oscar Puente en el Congreso de los Diputados, como diría Unamuno, “quedará gravada en la eternidad y en los profundos”.

Y finalmente, y a apropósito de la amnistía, me remito a Maquiavelo (El Príncipe) : “Hay dos clases de gobierno, el autoritario y el de quien se encuentra en medio de una multitud de señores (autonómicos) cuya autoridad es reconocida por sus conciudadanos y que el Rey no puede arrebatar sin correr serio peligro y acabar labrando su propia ruina”. Le ocurrió al Rey Luis, francés, en su ocupación de los ducados italianos del renacimiento y también en el pasado siglo al imperio soviético en Europa.♦