
Los mercados de capital, siempre dispuestos a ejercer de termómetro de los ciclos de negocios, revelan que los cambios que emergen en 2025 responden a movimientos telúricos de enorme magnitud. Euronext alerta de que las estrategias de inversión han clonado los criterios ESG y, sin renunciar a los valores Eco-ambientales, Sociales y de Gobernanza [corporativa], empiezan a asumir activos y acciones vinculadas a la Energía, la Seguridad y la Geopolítica.
TEXTO: Ignacio J. Domingo •
El soft power como táctica diplomática imperante tras la Guerra Fría, el multilateralismo como método de gobernanza que arraigó después del credit-crunch de 2008 y la globalización como fórmula comercial predominante a raíz de la Caída del Muro de Berlín están sumidos en una grave crisis de identidad. En 2025, el tablero de ajedrez internacional está experimentado virajes tácticos drásticos y fulgurantes que auguran cambios en las reglas del juego. Hasta el punto de precipitar al planeta en una incierta inmersión que conduce a un nuevo orden global en el que las dos superpotencias –EEUU y China– dirimirán la hegemonía internacional en diversas carreras geoestratégicas.
En el ámbito geopolítico, económico y comercial, en los flujos de inversión, en la arquitectura financiera, los mercados cambiarios o sectores cada vez más influyentes como el tecnológico o el industrial.
Este reequilibrio de alianzas y de rivalidades, en el que se han rearmado las potencias atómicas y han emergido nuevos estados autoritarios como actores determinantes, ha retroalimentado los riesgos de fragmentación en dos bloques comerciales –uno liderado por EEUU y otro por su rival, China– de la globalización, y engendrado continuas disrupciones en las cadenas de valor, colapsos logísticos y marítimos o vetos y aranceles cruzados que apuntan a un retorno del viejo y decimonónico proteccionismo comercial. Todo ello ha transformado ya no pocas estrategias corporativas y debilitado la excepcionalidad americana y el estatus del dólar como valor seguro.
La climatología inversora ha cambiado el paso al ritmo de la escalada arancelaria propiciada por la Administración Trump. En la primera mitad de 2025, la volatilidad bursátil ha adquirido una intensidad sin parangón desde la crisis bancaria de 2008 con idas y venidas de flujos de capitales entre Wall Street y otras latitudes –en especial, Europa y China– y búsquedas de valores refugios como el oro, para inversores tradicionales, o como los cripto-activos, la elección preferente de las generaciones más jóvenes y las carteras más arriesgadas.
Stéphane Boujnah, CEO de Euronext: “Hemos presenciado el surgimiento de un nuevo orden geopolítico centrado en tres nociones clave -Energía, Seguridad y Geopolítica- que Europa debe defender si quiere preservar sus propios valores, intereses y estilo de vida”
En este contexto, que señala un nuevo salto en la historia, hacia otra revolución tecnológica en ciernes, comandada por la IA, voces como la de Stéphane Boujnah, CEO de Euronext, aportan claridad y pragmatismo. “Ha irrumpido una nueva clase de criterios ESG como consecuencia de las rampantes tensiones globales”, que también responden al mismo acrónimo de los principios Environmental, Social, and Governance, pero que ahora se vinculan a la Energía, la Seguridad y la Geopolítica, advirtió al comienzo de esta primavera para justificar la “urgente necesidad de impulsar el gasto militar”.
Las palabras de Boujnah estaban claramente dirigidas a Europa y encaminadas a respaldar desde Euronext iniciativas como el endeudamiento conjunto de la UE –la mutualización de la deuda en torno a un eurobono con el bund alemán como referente de estabilidad– y a resaltar que la carrera competitiva global obliga al club comunitario a codearse con EEUU y China y a dar una respuesta geoestratégica enérgica a Rusia, su enemigo continental.
LOS PORFOLIOS SE REARMAN EN EL NUEVO ORDEN GLOBAL
Las carteras ESG medioambientales, sociales y de buen gobierno han ganado adeptos en todos los centros bursátiles, aunque principalmente en Europa, en el último decenio, a medida que se iban acumulando evidencias científicas de los daños que ocasiona el cambio climático.
Sin embargo, el estallido de la invasión rusa de Ucrania y de las hostilidades desatadas por Israel en Gaza y Oriente Próximo han obligado a Europa a diversificar las fuentes de energía del bloque, primero, y a consolidar la seguridad de su mercado interior, después. Más allá del gas ruso, esta nueva reconfiguración del orden mundial ha puesto de relieve la imperiosa necesidad de que la UE redoble sus recursos y fondos en inversiones masivas en áreas productivas relacionadas con la Defensa o en una profunda reconversión industrial que eleve la productividad y emprenda la relocalización de fábricas y centros manufactureros que se externalizaron a terceros mercados a lo largo del proceso de globalización.
Bajo estas adversas condiciones atmosféricas, Euronext ha lanzado su iniciativa de renovar sus objetivos de inversión con este enfoque ESG, al que ha aportado una idea innovadora: nuevos índices vinculados a la Energía, la Seguridad y la Geopolítica, con los que pretende respaldar la autonomía geoestratégica europea y mejorar la financiación de sectores claves para la soberanía y la resiliencia de la UE.
La maniobra de Euronext no es baladí. Es una bolsa de especial envergadura. En los mentideros inversores la señalan como la gran baza para unificar los mercados de capital del club europeo, como recomienda el informe de Enrico Letta y suscribe el del también ex primer ministro italiano y anterior presidente del BCE, Mario Draghi. Con una capitalización similar al FTSE londinense, pero centrada, como el Nasdaq neoyorquino, en la tecnología, este centro financiero radicado en Ámsterdam, también está integrado en el mercado de valores de las energías limpias.
Los tres nuevos índices temáticos ESG tienen, de hecho, denominación de origen –el Europeo de Seguridad Energética, el Aeroespacial y de Defensa y el de Autonomía Estratégica– y han sido diseñados para albergar a empresas estratégicamente neurálgicas en materia de estabilidad y seguridad energética, en innovación tecnológica civil y militar y en adquirir independencia y una mayor capacidad autónoma en el terreno productivo y competitivo para Europa.
Boujnah lo plantea de forma elocuente: “Hemos presenciado el surgimiento de un nuevo orden geopolítico centrado en tres nociones clave –Energía, Seguridad y Geopolítica– en medio de un desencadenamiento de hostigamientos de alto voltaje geopolítico que se han desplegado por todo el planeta y en el que Europa debe defender sus propios valores, intereses y estilo de vida”.
El CEO de Euronext también avanzó que se planea la revisión de estas metodologías ESG de sus índices insignia CAC 40 ESG® y MIB ESG® antes de junio de 2025, alineándolos con las directrices de la ESMA, lo que implica la actualización de criterios del sector de la Defensa “basados en los estándares de los tratados internacionales”. Mientras, en renta fija, ha lanzado un Segmento de Bonos de Defensa Europeos, que ofrece una cotización rápida y una mayor visibilidad para los instrumentos de deuda que financian las iniciativas relacionadas con la industria armamentística europea.
Todas estas iniciativas conforman una amplia táctica y una extensa lista de intereses ambiciosos con la que Euronext –resalta Boujnah– busca ayudar a Europa a asegurar un lugar destacado en la vanguardia de la innovación, la modernización de sus infraestructuras y la reconstrucción de su capacidad industrial, dentro de un teatro de operaciones mundial cada vez más complejo.
“La transcendencia de esta promoción de la principal bolsa de valores europea en defensa de la autonomía geoestratégica de la UE es mayúscula”, afirma Dario Salic, profesor de la Swiss School of Business and Management (SSBM) de Ginebra, porque desde su acta de nacimiento, en 2000, fruto de la fusión de las bolsas de Ámsterdam, Bruselas y París, ha ampliado horizontes a Dublín, Lisboa, Milán y Oslo, valora incorporar los mercados de capitales de referencia en Estocolmo o Reikiavik e, incluso, ha barajado en varios momentos incorporar a la bolsa de Madrid, en manos del grupo suizo SIX.
UN MATRIMONIO DE ÍNDICES BURSÁTILES DE CONVENIENCIA
En este sentido, Boujnah aclara que la apuesta por los nuevos índices de Energía, Seguridad y Geopolítica no supone abandonar los clásicos ESG, que han arraigado entre los inversores desde que, en 2019, lanzase Euronext Green Bonds para promover finanzas sostenibles y estimular la emisión de bonos corporativos verdes con los que avalar inversiones medioambientales.
La ecuación que defiende Euronext es exacta. Si Europa no actúa con diligencia en los próximos meses, otras latitudes ocuparán posiciones de liderazgo. Así lo cree Kenneth Ong, gestor de Lion Global Investors, una firma de activos con sede en Singapur y que señala a la ciudad-estado del Sudeste Asiático, emblema del libre mercado y hub financiero, logístico, marítimo y empresarial de una de las áreas geográficas más dinámicas del planeta, como una de las “serias candidatas” a abanderar este desafío geoestratégico.
“Los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) han estado en el centro de la agenda global mientras los países se han comprometido a combatir el cambio climático”. Pero este reto ha empezado a entender que no se puede certificar el final de las emisiones netas cero de CO2 “sin consolidar la transición energética, la seguridad energética y las cadenas de suministro”. O “sin atender consideraciones geopolíticas nacionales y globales”.
El nuevo concepto ESG que engloba Energía, Seguridad y Geopolítica se ha convertido en “la temática que probablemente determinará cómo se asigna el capital real al desarrollo de las nuevas infraestructuras verdes a lo largo de la segunda mitad de esta década”. La seguridad energética “se ofrece como catapulta para financiar el gasto deficitario en sostenibilidad, incluso en condiciones de alta inflación”. Al tiempo que se ha convertido en un “imperativo geopolítico” por las tensiones globales.
A su juicio, la transición global hacia la energía verde demanda virar hacia los nuevos ESG, debido a que el tránsito de los carburantes fósiles a las fuentes renovables es extremadamente costoso y requiere de grandes inversiones en capital y subsidios fiscales.
Desde el Centre for European Policy Studies (CEPS) se enfatiza que las nuevas directrices para la seguridad energética exigen revisar la acción geopolítica exterior y la diplomacia económica de la UE, debido a la “rápida evolución del orden global, que ha generado unos niveles de creciente competencia, un emergente proteccionismo y mayores titulizaciones de activos”.
Irina Kustova, responsable del Programa de Energía del CEPS, asegura que la estrategia de cooperación energética que la UE implantó en 2022 “ha dejado mucho que desear y no ha respondido adecuadamente al entorno dinámico y competitivo” de la economía global
Estas condiciones –añade Irina Kustova, responsable de su Programa de Energía– “serán decisivas para la política energética y climática de los países y regiones, así como para su competitividad”. Y la UE –agrega– “no es una excepción”, porque precisa “reducir su injustificada dependencia” del exterior y consolidar su liderazgo como continente sin huella de carbono lo que requiere una sólida garantía de acceso a materias primas esenciales para producir la tecnología avanzada que demanda la neutralidad energética mientras rebaja la influencia de sus adversarios y principales suministradores.
En su opinión, la estrategia de cooperación energética que la UE implantó en 2022, “ha dejado mucho que desear y no ha respondido adecuadamente al entorno dinámico y competitivo” de la economía global por adoptar un enfoque transaccional y cortoplacista centrado en políticas reactivas. De ahí que el informe Draghi sugiera un viraje de 180 grados, decisivo y estructural, dirigido a propulsar un recetario industrial y comercial destinado a impulsar la competitividad europea.
LA URGENCIA DEL NUEVO ENCAJE ESG
Más fuerza a la E de energía, sin perder de vista la ecología
El ex presidente del BCE, Mario Draghi, ha reclamado más capital intensivo para generar energía competitiva y descarbonizar el mercado interior en su aclamado informe de Competitividad. Hacer de Europa el primer continente libre de emisiones de CO2 “exige sincronizar las políticas climáticas con planes de descarbonización capaces de poder ampliar el esfuerzo de las compañías energéticas, potenciar las tecnologías limpias y configurar cadenas intensivas”. Pero su dictamen para inyectar competitividad al Green Deal de la UE es, si cabe, todavía más rotundo. “Las renovables –afirma– deben provocar su decoupling de los combustibles fósiles” con contratos a largo plazo que topen la sobrevaloración del gas en los recibos eléctricos.
La E de los nuevos criterios ESG exige, pues, certificados de mayor potencia competitiva.
La S de Seguridad por encima de cualquier otro desafío
La S también tiene su road map definido. Y, de nuevo, Europa ha emitido las señales más nítidas. Porque ha emergido de la crisis energética con una conciencia más agudizada sobre la necesidad de contar con suministros seguros. Sin renunciar a su talante sostenible. La escalada de precios energéticos de 2022 situó la seguridad energética como máxima prioridad de la Unión. Tres inviernos después, los cortes de suministro por el cierre del grifo del petróleo y el gas rusos y las disrupciones de abastecimiento posteriores se han superado con ahorro de consumo, subsidios a la electricidad, aumento de inventarios y avales para evitar quiebras de empresas.
La S también tiene su road map definido. Y, de nuevo, Europa ha emitido las señales más nítidas. Porque ha emergido de la crisis energética con una conciencia más agudizada sobre la necesidad de contar con suministros seguros. Sin renunciar a su talante sostenible. La escalada de precios energéticos de 2022 situó la seguridad energética como máxima prioridad de la Unión. Tres inviernos después, los cortes de suministro por el cierre del grifo del petróleo y el gas rusos y las disrupciones de abastecimiento posteriores se han superado con ahorro de consumo, subsidios a la electricidad, aumento de inventarios y avales para evitar quiebras de empresas.
Pero conviene que se asegure de que sus precios serán competitivos y de que sus socios manejan adecuadamente los criterios de seguridad. Sobre todo, si, como pretenden sus socios, en 2027 desean cortar definitivamente la espita del gas ruso.
La G de geopolítica para abordar el nuevo orden mundial
Finalmente, la G del nuevo acrónimo ha cobrado urgencia. “Estamos en un punto de regresión”. La frase es de Gita Gopinath, número dos del FMI y en ella sintetiza una evidencia cada vez más visible. El decoupling de la globalización cobra fuerza con el actual proteccionismo decimonónico y las espirales arancelarias.
Este cúmulo de novedades geoestratégicas, unidas a un incremento de la conflictividad mundial, un cambio de paradigma revolucionario en el terreno tecnológico y un proceso de rearme que no guarda parangón desde la Guerra Fría, ha engendrado una atmósfera que propaga la idea de una ruptura más o menos agresiva del orden global. De ahí que se estén propagando “en nombre de las alianzas comerciales entre países amigos (friendshoring), de la distensión de riesgos (de-risking) y de la obligada restauración de las garantías de abastecimiento (self-reliance) un teatro de operaciones más dramático, en el que se invoca a la seguridad nacional y se urge a construir diques de resiliencia activa para proteger sus economías y cadenas de valor, explica Gopinath. ◊