Madrid

Madrid no es España, dicen en el PSOE, pero no cuela. Los socialistas de Pedro Sánchez son terceros en Galicia, oposición en Cataluña, minoría en el País Vasco, oposición en Andalucía… y terceros en Madrid, donde con un 78% de participación Díaz Ayuso (45% de los votos) dobla al segundo, un Más Madrid (22%) que no ha incurrido en el guerra civilismo de Iglesias, cuyo fracaso diluye el poder de Unidas Podemos en favor del partido comunista… demasiado para un partido de gobierno y para sostener la coalición que gobierna España. A favor de los socialistas cuenta que una moción de censura es muy improbable, aunque ya se empiezan a oir voces internas que exigen responsabilidades y rectificaciones.
En resumen, un gobierno débil que tiene a su favor la debilidad de una oposición que tras los comicios madrileños ha recuperado identidad y oportunidades. Y un retorno discreto pero firme a un bipartidismo que no le fue mal a la sociedad española durante varias décadas.

Hace poco más de dos años dos políticos emergentes, Albert Rivera y Pablo Iglesias, ambicionaban ocupar el espacio central de la política española desbordando a los dos partidos incumbentes: Partido Socialista y Partido Popular. Hoy aquellos pretendientes, Ciudadanos y Podemos, van de retirada, abocados a la disolución o la absorción por otros partidos. Han sido siete años de alta combustión del capital político en la democracia española tras un tercio de siglo, hasta 2014, caracterizado por la estabilidad con un bipartidismo imperfecto que propició turno entre los partidos centrales, confrontados pero capaces de alcanzar amplios consensos de Estado con la Constitución del 78 como eje central.

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