El paro está en mínimos y Alemania nunca había exportado tanto (1,5 billones) como en 2022. Pero al enfriamiento de la economía mundial se suman el desafío migratorio (1,1 millones de refugiados) y el climático y aumenta la incertidumbre, se retrae el consumo y la economía se detiene… mientras el gobierno recorta (30.000 millones) el presupuesto
LA MÁQUINA de bienestar alemana despegó tras las convulsiones de la crisis financiera global y no ha dejado de crecer. Su PIB real per cápita (el más representativo indicador de riqueza) creció entre 2007 (el ejercicio anterior al de la crisis financiera) y 2022 un 13%; mucho más que Francia (6%), España (apenas un 1%) e Italia, que retrocedió un 3%., según datos de Eurostat No hay más que sonámbulos en el Gobierno de Berlín, critica la oposición. Alemania, de nuevo el paciente económico europeo, advierte la prensa internacional por su nulo crecimiento. Alemania no está enferma, está gorda, denuncian los expertos económicos en los debates televisivos por su falta de dinamismo. ¿Tan mal está? En absoluto: Alemania ni se hunde ni se desindustrializa. Lo acaba de decir el Bundesbank en septiembre. Apenas se registra un descenso de su fuerte industria en el PIB. Eso sí, tendrá que superar retos enormes si quiere mantener en el futuro su bienestar económico y social. Tras un crecimiento del 1,8% en 2022, menguará al 0,5% en 2023 para despegar con un 1,3% en 2024.