Con un volumen de deuda al alza, tras la pandemia, y unos tipos de interés también al alza, el crecimiento mundial va a la baja y complica sobremanera la sostenibilidad de las deudas.

Miguel Navascués, economista
Miguel Navascués

Desde la crisis financiera, y sobre todo desde la pandemia, la deuda pública mundial ha crecido hasta el 349% del PIB mundial. En el gráfico, se ve la deuda/PIB acumulada por EEUU, que llegó a una ratio de casi el 140% del PIB, aunque ahora ha bajado al 120%. Alguien puede pensar que cuanto más extenso es el problema, mejor para los endeudados… y peor para los acreedores. Pues no es así. Si se  produce un impago de la deuda mundial, el crédito futuro se contraerá, y la economía mundial será arrasada y caerá en manos del más fuerte. ¿Quien será el más fuerte? Él o los que tengan el crédito suficiente para endeudarse y comprar a bajo precio los activos mundiales, aunque ese sería ya un caso extremo. Controlar la ratio deuda/PIB es problemático, porque exige crecer y y mantener el flujo de pagos debidos. En concreto, solo estabilizar la ratio significaría que la tasa de crecimiento del PIB nominal fuera igual o mayor al tipo de interés devengado. Esto se deduce de que el incremento anual de la ratio

Incremento Deuda/PIB = Déficit/PIB + Pagos intereses/PIB – Incremento PIB

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