Texto: Manuel Bermejo (Autor de Familias empresarias en la sociedad del cambio (LID Editorial) y presidente en The Family Advisory Board.) •
“En esta sociedad del cambio, los consejeros de empresas familiares harán bien en retar a la propiedad para asegurar la necesaria competitividad y eficiencia”.

La llegada del siglo XXI aceleró la confluencia de tres detonadores de la disrupción: la revolución tecnológica (ahora con enorme impacto de la inteligencia artificial y la robotización), la globalización y factores externos adyacentes de diferente índole. Desde el punto de vista de la gobernanza esto ha supuesto una llamada de atención para profundizar y sofisticar la gestión de riesgos, una de las funciones esenciales en los consejos de administración de hoy. Hemos podido observar el tremendo impacto que han producido en el tejido empresarial situaciones que todos podemos recordar. A lo largo de este siglo se han enlazado la crisis financiera originada por las “hipotecas subprime” con la terrible pandemia global de la Covid19, los efectos de la invasión rusa de Ucrania (hiperinflación, dificultad de acceso a materias primas, ruptura de la cadena de suministros…) y más recientemente, la agitación e incertidumbre que está provocando el segundo período del presidente Trump en Estado Unidos. Por eso podemos establecer que estamos ante una verdadera “Sociedad del Cambio”, plena de incertidumbre y dinamismo. Esta influencia afecta al conjunto de las sociedades mercantiles, pero también a las de capital familiar en su doble dimensión: corporativa y familiar. Es por esto que apelo con frecuencia a que las familias empresarias deben gobernar bajo los parámetros de la madurez y la responsabilidad para hacer frente a los ingentes desafíos, tanto en el ámbito corporativo como en la dimensión familiar, que trae consigo este renovado entorno en que nos toca hoy hacer la tarea.