“Se tiende a pensar que las cotizadas españolas son relativamente inmunes a los ataques de los activistas”
“Los emisores españoles tienen muy buenos estándares de relaciones con inversores. Sin embargo, se tiende a pensar que son relativamente inmunes a los ataques de los activistas por su control de la estructura de voto. Todavía no ven que un activista que ya es accionista se puede sentir no escuchado, o interpretar que la empresa se muestra poco dispuesta a comprometerse con propuestas positivas, y optar por usar su voto como herramienta de fuerza, o incluso vender”.
Los últimos informes de CMI2I sobre el activismo indican un repunte de este fenómeno en Europa. ¿Cuáles son las principales características de esta corriente en el continente?
Las líneas de lo que se define como “un activista” se han difuminado. Ahora casi todos los tipos de inversores, pasivos o activos, pueden convertirse en activistas. Los inversores están sometidos a una presión cada vez mayor, tanto por parte de los reguladores como de sus propios inversores. Los códigos de buen gobierno, e incluso la directiva europea SRDII, también conocida como de fomento de la inversión a largo plazo, han exigido a los gestores de activos que demuestren que están llevando a cabo la función fiduciaria, con la debida diligencia, para garantizar que no comprometen el capital de los inversores en valores excesivamente arriesgados o poco éticos…