“En diez años, mientras el consumo subía un 1,3%, en la UE se cerraron 24 refinerías”

“Si vamos a necesitar petróleo y gas, y es evidente que van a ser necesarios durante muchos años, debemos garantizar su producción y acceso sin demonizarlos. No hacerlo así, supone abordar una transición energética mal planteada, movida más por la ideología que por la tecnología. El primer riesgo de esta ideologización que predomina en muchos ámbitos europeos es que ha agravado la seguridad de suministro” explica Marzo. “Debemos saber gestionar, no ignorar el tema de los combustibles fosiles”.

FOTOGRAFÍA: J.C.M. •

Europa quiere descarbonizar, pero la actual tormenta energética parece que aconsejaría moderar el voluntarismo de los compromisos 2030… ¿Qué futuro tienen los combustibles fósiles y hasta cuándo?

Bertrand Russell ya advertía que lo peor que puede hacer el hombre es creer que lo que desea es ya una realidad. En este sentido, el ninguneo, en base a simples aspiraciones, del papel que los combustibles fósiles todavía tienen que jugar en el proceso de transición energética constituye, desde mi punto de vista, un error. En primer lugar, porque según la Agencia Internacional de la Energía, en 2019, el petróleo –con el 30,9%– el gas –con el 23,2%– y el carbón –con un 26,8%– totalizaron cerca del 81% de la demanda mundial de energía primaria. El 19% restante fue cubierto por fuentes “no fósiles”, aunque el 17% de estas correspondía a nuclear, hidroelectricidad y biomasa, cuya contribución futura no será fácil de incrementar. Es cierto que en el caso de la Unión Europea, según datos de Eurostat, el porcentaje de combustibles fósiles utilizado en 2020 en el mix de energías primarias fue comparativamente inferior, cercano al 71%, pero eso se debe fundamentalmente a un uso mucho menor del carbón –del 12%– ya que los porcentajes de uso del petróleo –un 35%– y del gas natural –el 24%– fueron mayores…

Y en segundo lugar?