La derrota en el eurogrupo indica que España no gana peso en Europa, pero tendrá escasa repercusión en la política económica, que sigue necesitada de un presupuesto para recabar las ayudas europeas.
Las previsiones apuntan a una fuerte caída de Pib de todos los países en el 2020 y a un rebote en el 2021 que, no obstante, sería insuficiente para recuperar los niveles del 2019 que no se alcanzarán hasta bien entrado 2022. La recesión es pues inevitable, pero el punto de optimismo viene de que todos los gobiernos han recurrido sin dilación a medidas de sostén de la economía (ertes y ayudas a las empresas) y a que los bancos centrales -con los superbajos tipos de interés y con compra de bonos- están dispuestos a financiar el aumento de la deuda pública que las medidas de sostén de la economía van a provocar. En la primavera del 2020 Keynes ha vuelto a ser el economista de referencia.
——¿Cómo reducir, luego, el alto volumen de deuda pública que se va a generar? ¿Qué hacer si reaparece la inflación? La mayoría de los economistas cree que esos serán, en todo caso, los problemas del día después. Hoy la prioridad es que la demanda no se derrumbe y que la economía rebote. Por eso la mayoría de las bolsas se están recuperando -al menos parcialmente- de las fuertes caídas de marzo.
——El punto pesimista es que, finalmente, todo va a depender de la evolución de la pandemia. En Europa las cosas han mejorado sensiblemente, pero no así en Estados Unidos -donde los últimos datos son de 60.000 infectados nuevos diarios- ni en otros países. Y en Europa nadie puede garantizar que no haya otra nueva ola en otoño. Por eso la bolsa americana ha frenado los últimos días las fuertes alzas de mayo y junio.
——Parece que estamos pues en un paréntesis de salida incierta. La economía española se comporta como la de la mayoría de los países europeos y, cómo Francia e Italia, algo peor que la media. Así las últimas previsiones de la Comisión Europea -conocidas a primeros de mes- dicen que la caída del Pib en la UE será este año de un 8,3% y que l de Italia (11,2%), España (10,9%) y Francia (10,6%) serán algo peores. Y el escenario que pinta el FMI es todavía algo menos halagüeño.
——Sin embargo, el vicepresidente del BCE, Luís de Guindos, ha afirmado que los últimos datos conocidos son algo más alentadores que los temidos en el epicentro de la crisis. Se debe basar fundamentalmente en la encuesta empresarial PMI de IHS Markit que es muy seguida porque acostumbra a adelantar tendencias. El valor de continuidad estable del PMI es de 50. En marzo y abril cayeron estrepitosamente en toda Europa (en España más), pero se han recuperado con fuerza en mayo y sobre todo junio. En España el PMI medio del 2019 fue 52,7 indicando una ligera tendencia alcista, pero en lo álgido de la crisis se desplomó hasta 20. En mayo repuntó a 29,2 y en junio a 49,7, por encima de Alemania, lo que podría indicar que la economía está volviendo a la normalidad.
——Pero hay que ser prudente. El rebote del PMI es fruto del fin del confinamiento y de la vuelta a la “nueva normalidad”. Es difícil saber qué va a pasar en los próximos meses en un país con exceso de pequeñas empresas con escaso músculo financiero, mucho pequeño comercio, y en el que la industria turística -una de las mas tocadas por la pandemia- aporta el 12,5% del Pib. El otoño es muy incierto y si muchas empresas no logran sobrevivir, el paro aumentará (los ertes no son eternos) y también lo hará la conflictividad social.
Aprobar al menos un Presupuesto
——Nuestro país tiene además problemas añadidos. Uno, el déficit y la deuda pública -algo mejor que los de Italia- nos hacen muy vulnerables si resurge la desconfianza en los mercados como sucedió en el 2008. Por otra parte, peor que Italia y que en la mayoría de países europeos, tenemos un Gobierno -el único posible con este Parlamento y con la relación entre los dos grandes partidos- sin mayoría para gobernar. La gran asignatura pendiente es el presupuesto porque funcionamos todavía (es un decir) con el que logró aprobar Cristóbal Montoro en el 2018, poco antes de la caída del gobierno Rajoy.
——Para financiar el déficit y la deuda que se va a generar, que puede pasar de casi el 100% del Pib al 125%, hará falta la ayuda europea y la financiación generosa del BCE. El plan de 750.000 millones (500.000 de subvenciones y 250.000 de créditos) de la Comisión Europea, que debe estudiar y aprobar el Consejo Europeo del 17 y 18 de julio, seguramente acabará saliendo adelante -quizás no en esta reunión- pero será objeto de una dura negociación que obligará a algunos recortes. Pero la ayuda europea -que como toda ayuda no es un derecho- llegará. Tanto a través del MEDE, como del plan de recuperación de la Comisión y, en último término, del BCE de Christine Lagarde comprando deuda española (e italiana).
——El problema es que España necesita un presupuesto. Por escasas que sean las condicionalidades de Bruselas sería imposible exigir fondos y ayudas europeas sin tener un presupuesto para el 2021. Y la opinión pública española (la solvente e informada, que no es toda) había puesto muchas esperanzas en que si la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, era elegida presidenta del Eurogrupo (el órgano europeo de coordinación de los ministros económicos) sería más fácil tanto que España tuviera un presupuesto solvente (el peso de Calviño aumentaría en el Gobierno respecto al de Iglesias), como que las ayudas europeas fueran más fáciles.
“El Presupuesto se tendrá que aprobar con los votos de C’s y teniendo en cuenta las directrices europeas. Opinen lo que opinen los ministros más radicales”
——¿Qué efectos va a tener la derrota de Calviño frente al irlandés Donohoe? A nivel europeo creo que no excesivo, el plan de recuperación (y su aplicación) no dependen del presidente del Eurogrupo. Lo que la derrota de Calviño -pese al apoyo de Alemania, Francia e Italia- sí indica es que ese plan de recuperación va a ser muy discutido. Y que hay muchos países, mas allá de los cuatro frugales (Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca), que quieren negociar las modalidades del plan, que será una innovación sustancial en el funcionamiento de la UE. Que Italia y España hayan logrado el apoyo de Alemania, no quiere decir que los diez países que votaron a Donohoe, vayan a suscribir todo lo acordado entre Berlín, París y Bruselas. En este sentido es posible que haber ligado la candidatura de Calviño a las exigencias de los países del sur (Sánchez lo ha hecho, quizás de forma involuntaria) haya perjudicado sus posibilidades.
Las capitales europeas
——En España es evidente que habrá ruido y que la oposición repetirá que estamos ante el enésimo fracaso de Pedro Sánchez y que Nadia Calviño queda tocada y que su peso en el proyecto presupuestario será menor. Algo de todo esto puede haber, pero “a mucho ruido, pocas nueces”. Sánchez seguirá porque es el único presidente posible con este Parlamento. Y el Presupuesto se tendrá que aprobar con los votos de C´s y teniendo en cuenta las directrices europeas ya que no se pueden pedir 140.000 millones (financiación del BCE aparte), sin tener en cuenta lo que se considera adecuado y conveniente en las capitales europeas. Opinen lo que opinen los ministros más radicales. Por lo tanto, Nadia Calviño, quizás con menos estrellas en su uniforme, seguirá siendo pieza clave no sólo en los presupuestos del 2021 sino en toda la política económica. Y Podemos tendrá que asumirlo -Pablo Iglesias ya ha dicho que no se opone, aunque no le guste, que se negocie con C´s- ya que, sin presupuestos aprobados, el Gobierno tendrá muy difícil sobrevivir al próximo otoño-invierno.
——Dos notas finales. Sin disolución del parlamento y salvo conversión del PP a la ideología de Merkel, el único menú posible es Sánchez-Calviño con alguna salsa Podemos. Dos, España ha perdido en el Eurogrupo, pero sólo por 10 a 9 y con el voto a favor del poderoso eje franco-alemán. Es una derrota con honra que indica nuestras limitaciones. Luís Garicano se ha apresurado a afirmar (El Mundo 11 de junio) que la no elección de Calviño -que dice que era una buena candidata- se debe a que España tiene un gobierno con participación comunista, algo anómalo en Europa. Desde luego la participación de Podemos no es algo positivo para los ministros de economía del PPE, pero no creo que sea el factor fundamental. Es un aviso de los países medianos al eje franco-alemán para que les tenga más en cuenta. Y a los países del sur: ayudáremos pero encima no dictéis las condiciones.♦