Europa África

África está en ebullición. Tras 7 décadas de “protectorado”, Francia ha tenido que abandonar sus guarniciones en Chad y Senegal, aunque resista por ahora en Gabón y Costa de Marfil. Mientras, tanto China como Rusia llevan años aumentando su influencia en todos los órdenes, también en el militar.

FINALIZÓ 2024 con nuevos tropiezos para Francia en África: Chad clausuró la cooperación militar y Senegal exigió la retirada de sus tropas. Decisiones adoptadas sin aviso previo, marcan un punto de inflexión tras los reveses en África Occidental y Central. Antes hegemónica en la región, París tuvo que evacuar sus guarniciones después de siete décadas de ‘protectorado’. La antigua potencia colonial quiso presentar estos hechos trascendentales como frutos “del mutuo acuerdo”, versión desmentida con rotundidad en sus antiguas colonias: según el comunicado de Yamena, “es el momento para Chad de afirmar su soberanía plena y de redefinir su asociación estratégica con Francia”; en similares términos se pronunció el mandatario de Dakar, Bassirou Diomaye Faye, quien adujo la “independencia y soberanía” de su país, incompatibles “con la presencia de bases militares” extranjeras. Los usos diplomáticas suavizaron el impacto, pero apenas disimulan la gravedad de la rebelión, que altera de modo profundo cinco siglos de interacción económica, cultural y política entre africanos y europeos. Y podría reducirse la presencia militar francesa, y con ella lo demás, en Gabón y Costa de Marfil, últimos bastiones del antes omnímodo poderío de Europa en su Continente más próximo, trastocando cuestiones delicadas como las fuentes de materias primas, el equilibrio geopolítico y la seguridad en ambas orillas del Mediterráneo.

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