Puerta de Brandenburgo, Alemania

La economía no tira (con un -0,2% de pib en 2023 está de nuevo al borde de la recesión) y eso no ayuda a generar confianza. A lo que se une la incertidumbre política, con el auge anunciado de la ultraderecha y el varapalo recibido por el tripartito de scholz, que condicionarán la política alemana hasta las elecciones de dentro de un año.

ALEMANIA HA CAÍDO en un pozo profundo y nadie sabe cómo podrá salir (política y económicamente) del revés ultra. Es un alma en pena que se enfrenta a crisis y desafíos múltiples, a los que ahora se suma la incógnita política surgida tras los resultados de las últimas elecciones en septiembre en dos Estados del este, Sajonia (donde quedó en segundo lugar, con el 30,6%) y Turingia (donde ganó por primera vez unos comicios regionales, con el 32,8%), dos Länder que forman parte de la ex RDA comunista. La cuestión es que el auge de la ultraderecha, aunque demoscópicamente anunciado, desborda la razón política. ¿Cómo se ha podido llegar a esta situación? Tampoco se sabe cómo va a evolucionar el cordón sanitario prometido por los partidos alemanes democráticos para impedir que la ultraderecha gobierne o cogobierne en Alemania; pues el veto a la AfD (Alternativa para Alemania) implicará coaliciones entre partidos ideológicamente opuestos.

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