“El semanario británico se basa en esa continua alarma por las concesiones a los separatistas catalanes que facilitaron la llegada al poder de Sánchez”

Luis Alcaide
Luis Alcaide

Un diagnóstico que concluye: “España a la deriva a causa de una imparable confederación”. Los ejemplares desaparecen de los kioscos de periódicos ante el irresistible atractivo de : “Sánchez se aferra al puesto a costa de la democracia española”. Curiosamente ese “España se rompe” no coincide con lo que sucedía el 9 de octubre de 2024 en dos parlamentos, el español y el catalán. Lo resume así un editorial de La Vanguardia: “El clima de crispación que ha vivido Cataluña estos últimos años ha desaparecido como por arte de magia y en cambio, Las Cortes, en Madrid, se han transformado en una guerra de trincheras”. El espejo en que se ha mirado el semanario británico para dictaminar sobre la inminente fragilidad de España no es otro que unos comentarios de Borja Semper, una reclamación de Feijóo transcrita por El Mundo y esa continua alarma de las concesiones a los separatistas catalanes que facilitaron la llegada al poder de Sánchez.

Sánchez como aquel bearnés que se ciñó una corona sin renunciar a una misa no fue un mal gobernante para la Francia de su tiempo. Sánchez, es cierto, había afirmado que nunca habría amnistía para Puigdemont. Se desdijo. La amnistía bien valía la misa. Sánchez había perdido por goleada las elecciones municipales y autonómicas, se la juega y anticipa unas generales. No las gana pero tampoco las pierde gracias a cambiar amnistía por jefatura del Gobierno. También está la pandemia y la vertiginosa caída del PIB español de un -10,9 en 2020 según la ultima estimación del INE. Un retroceso más profundo que el sufrido por nuestros socios comunitarios. Mascarillas y escándalos pero menos muertes en proporción al número de habitantes que en Francia o Reino Unido. No se decretan sacrificios sino que se activan medidas de estímulo, ERTES y créditos ICO. Recuperación y una nación en marcha. Los organismos internacionales lo confirman. En efecto, avanza el PIB y el empleo con mayor vigor que en otros países de la Unión a la vez que se atempera la inflación, se contiene el déficit presupuestario, mejoran las cuentas exteriores y los inversores internacionales aceptan un tipo de interés por la compra de deuda publica española ligeramente inferior al que le reclaman a Francia. Se recorta la famosa prima de riesgo. Todo esto son extrañas coincidencias en una democracia a la deriva.

La derecha española, como The Economist sigue ondeando la bandera bicolor roja y gualda contra la amnistía y las concesiones fiscales a Cataluña. Y por si esto decae salen a relucir las condenas de los presos de ETA olvidando el orden de prelación de las fuentes del derecho. Las directivas y reglamentos europeos prevalecen sobre la ley interior. Paradoja, la democracia a la deriva pero la nave sigue su rumbo.♦