“El ruido político y mediático suena cada vez más fuerte, pero también crecen el PIB y el empleo mientras baja la inflación”.

En una remota esquina del ruido mediático y judicial que acapara la atención de millones de ciudadanos españoles se enciende una lucecita: el Informe de la OCDE, diciembre 2024. La OCDE no es un instrumento de propaganda política sino un solvente laboratorio que escruta la salud económica de los países de la organización y prescribe el oportuno diagnóstico. El informe destaca el crecimiento de la economía española; el PIB estimado para el año 2024 crecerá un 3%, avance superior al 2,8% de los EEUU y muy por encima de los previstos para Francia, 1,1%, Italia, 0,5%, y Alemania, 0,4%. El avance del PIB español está sustentado en un resistente mercado laboral, el incremento del ahorro de las familias y los superávits de la renta real de los consumidores. La inversión se recupera gracias a la caída de los costes de financiación y la instrumentación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Los riesgos de desaceleración de la economía no son otros que las intensas señales geopolíticas con sus efectos sobre los precios de la energía, la caída de la demanda de sus clientes europeos y en alguna medida la lenta implantación del Plan de Recuperación.
Subraya el informe el crecimiento del PIB mientras baja la inflación a la vez que la consolidación fiscal continúa reflejada en una contracción del déficit presupuestario al 3% del PIB en 2024. Pronostica una lenta caída del déficit 2,5% en 2025 y 2,1% en 2026. Proyecciones -subraya el informe de la OCDE- que responden al compromiso del Gobierno de reducir el gasto corriente y las transferencias de capital, incluido el paquete de ayudas para paliar los efectos de las inundaciones de Valencia, que no superarán el 1,1% del PIB. El informe llama a mejorar la eficiencia del gasto público al tiempo que se hace eco de las observaciones de los empresarios españoles ante la dificultad de encontrar candidatos con la formación necesaria para los puestos de trabajo disponibles, lo que contribuye al desempleo y al subempleo. En consecuencia, reclama el Informe ajustar los sistemas de educación y de formación profesional a las demandas del mundo del trabajo, conectándolas con las exigencias de las nuevas tecnologías y el mayor grado de cosmopolitización al que se enfrentan las empresas españolas.
Ahora bien, y más allá de estas observaciones, subraya el Informe el sólido crecimiento de la economía española después de la pandemia, un avance en la demanda y oferta de bienes y servicios y la particularidad de que por vez primera la economía española viene registrando un excedente en los intercambios internacionales. En definitiva, el ruido mediático y político suena cada vez más fuerte pero también crece el PIB, el empleo y baja la inflación. El Informe de la OCDE lo confirma.♦