El aumento de la esperanza de vida y la falta de plazas en las residencias (hay sólo 381.514 en toda España) y el incremento de las separaciones y divorcios, con aumento de los hogares unipersonales (de 2,8 millones en 2001 a 5 millones en 2021) y monoparentales (de 221.000 en 2001 a 1,2 millones en 2021) presionan el mercado inmobiliario. También lo hace la inmigración, con 6,5 millones de personas extranjeras en 2024 (y 6 de cada 10 en solo 5 CC.AA.). Y el turismo, pero más el nacional que el internacional.


Texto: Clemente Polo*
Catedrático Emérito de Economía Universidad Abad Oliba CEU 2020-2025. Catedrático de Fundamentos del Análisis Económico 1992-2020. Universidad Autónoma de Barcelona.


La sociedad española ha registrado importantes cambios demográficos y socioeconómicos en el siglo XXI que han repercutido en la demanda de servicios de vivienda. Más allá de la incidencia del mero crecimiento de la población residente, el crecimiento del parque de viviendas y la distribución territorial de ambos, examinadas en el número de enero de Consejeros, hay otras variables como el número total y las características de los nuevos hogares que han incidido en la demanda de servicios de vivienda. Algunos de esos cambios y sus efectos se han producido gradualmente, otros con bastante rapidez y hasta bien pueden considerarse, atendiendo precisamente a la velocidad con que se han producido, como perturbaciones o shocks de demanda.

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