Sin comercio no hay prosperidad y la Organización Mundial del Comercio, tan cuestionada por su incapacidad para imponer las reglas del juego acordadas, se encarga de recordarlo en su último informe. Niega que haya sido la globalización la causa del aumento de las desigualdades e insiste en que el comercio mundial, asolado ahora por mil guerras comerciales, ha permitido el desarrollo de los países con menores niveles de renta con su inclusión en las cadenas de suministro globales. Admite que se ha dejado atrás a algunas economías y a algunos colectivos, pero asegura que un retroceso en este proceso solo puede ir en detrimento del bienestar de todos.


Texto: Organización mundial de comercio
Extracto del resumen ejecutivo de su informe “Comercio e inclusividad”


Nunca antes las condiciones de vida y el porvenir de tantas personas han cambiado tanto en tan pocos decenios. Desde el establecimiento de la OMC hace 30 años, el mundo ha conocido un período de crecimiento y convergencia de los ingresos sin precedentes, ya que la enorme brecha en los niveles de ingresos que existía entre las economías se ha reducido. Entre 1995 y 2023, los ingresos mundiales per cápita, ajustados en función de la inflación, aumentaron aproximadamente un 65%, mientras que los ingresos per cápita de las economías de ingreso bajo y mediano casi se triplicaron.


“Desde el establecimiento de la OMC hace 30 años hay un crecimiento y una convergencia sin precedentes. Entre 1995 y 2023 la renta per cápita ajustada por la inflación crecio un 65%. La de los países de renta inferior y mediana se triplico”


Este impresionante crecimiento económico ha contribuido de manera significativa a reducir la pobreza, la malnutrición y la mortalidad infantil, y ha mejorado el acceso a la educación, la atención sanitaria y la electricidad. Una expansión rápida del comercio internacional ha contribuido de manera fundamental a este asombroso crecimiento económico. En los recientes debates sobre el comercio, el desarrollo y la inclusividad a veces se han minimizado o pasado por alto estos logros. La creciente preocupación por los niveles de desigualdad en los ingresos, que sigue siendo acusada en la mayoría de las economías, ha llevado a algunos a aducir que la globalización es perjudicial para el desarrollo y la inclusividad porque favorece a las economías y las personas ricas, y deja atrás a los grupos y las regiones marginados.

Crisis recientes, como la pandemia de COVID-19, han puesto de manifiesto verdaderas vulnerabilidades en las cadenas de suministro y han avivado la impresión de que la globalización expone a las economías a riesgos excesivos. A pesar de que la pobreza ha disminuido de manera notable en los últimos decenios, 712 millones personas siguen viviendo en condiciones de extrema pobreza en todo el mundo, una cifra turbadora. En este contexto, en el Informe sobre el comercio mundial 2024 se examina de qué manera el comercio internacional y las políticas comerciales contribuyen a lograr que la economía mundial sea más inclusiva. A pesar de que el comercio ha desempeñado un papel fundamental en el impulso de la convergencia económica mundial y la reducción de la pobreza, se ha dejado atrás a algunas personas, regiones y economías al no haberse podido beneficiar en la misma medida del comercio.

En el informe se analiza de qué manera el comercio y la política comercial pueden ser parte de la solución para lograr que el comercio y la economía mundial sean más inclusivos. Es esencial incorporar la apertura del comercio a otras esferas de política primordiales para que los beneficios del comercio lleguen a todos. Hoy por hoy, el comercio no beneficia siempre a todos; esto no se debe solamente a las políticas comerciales, sino también a menudo a las políticas internas. En el informe se llega a la conclusión principal de que una disminución del comercio reduciría las oportunidades de crecimiento e inclusividad, pero la dependencia exclusiva del comercio y las políticas comerciales no permitiría aprovechar plenamente esas oportunidades. Para que el comercio sea más inclusivo, hacen falta políticas internas complementarias. Si bien se pueden lograr grandes avances a nivel nacional para aumentar la eficacia de las políticas nacionales en materia de crecimiento económico e inclusividad, la cooperación internacional entre economías puede resultar igualmente ventajosa. Además, una mayor coherencia entre la OMC y otras organizaciones internacionales puede contribuir a amplificar su efecto colectivo en el crecimiento y la inclusividad.

En el capítulo B se abordan las dificultades que afrontan algunas economías respecto de la integración en el mercado mundial y la diversificación, y se aduce que el medio más eficaz para lograr un crecimiento económico sostenido sería un comercio abierto apoyado por políticas complementarias que faciliten la transformación estructural de la economía.

En los últimos 30 años la convergencia de los ingresos ha progresado, aunque se ha ralentizado a partir de la crisis financiera mundial de 2007-2008 y ha sufrido un retroceso durante la pandemia de COVID-19. Entre 1995 y 2023, los ingresos per cápita de las economías de ingreso bajo y mediano, ajustados en función de la inflación, casi se triplicaron pasando de 1.835 dólares EE.UU. a 5.337 dólares EE.UU.; en comparación, los ingresos mundiales per cápita aumentaron aproximadamente un 65%, de 7.050 dólares EE.UU. a 11.570 dólares EE.UU.

Esta insólita convergencia de los ingresos estuvo relacionada con un pronunciado aumento de la participación de las economías de ingreso bajo y mediano en el comercio internacional. Entre 1995 y 2022, la participación de las economías de ingreso bajo y mediano en el comercio mundial aumentó del 21% al 38%, mientras que la participación del comercio entre economías en desarrollo en el comercio mundial casi se cuadruplicó, pasando del 5% en 1995 al 19% en 2021. Sin embargo, este proceso de convergencia se ha ralentizado desde la crisis financiera mundial, ya que la participación media del comercio en el PIB de las economías de ingreso bajo y mediano se ha mantenido relativamente constante.

La convergencia económica sufrió incluso un retroceso durante la pandemia de COVID19, que afectó en mayor medida al crecimiento de las economías más pobres. Las reformas comerciales han acelerado la transformación estructural de las economías de ingreso bajo y mediano, lo que ha contribuido a la convergencia de los ingresos. El acceso a los mercados extranjeros tanto respecto de las exportaciones como de las importaciones ha impulsado la productividad sectorial gracias a mayores economías de escala, la competencia, la difusión de la tecnología y la innovación. La inversión extranjera directa (IED) en las cadenas de valor mundiales ha contribuido también a la difusión de nuevas tecnologías, la innovación y la modernización de la producción, en particular en las economías de ingreso mediano.

Los datos empíricos constatan que las reformas comerciales unilaterales en las economías en desarrollo han estimulado, en promedio, el crecimiento económico entre 1 y 1,5 puntos porcentuales, lo que puede suponer un aumento de los ingresos del 10% al 20% a lo largo de un decenio. Por otro lado, según el análisis de simulación de la OMC, las reducciones de los costos del comercio entre 1995 y 2020 dieron lugar a un aumento del PIB real mundial del 6,8% durante el período, y un crecimiento de las economías de ingreso bajo de alrededor del 33%.

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Economías divergentes, países menos adelantados

La convergencia de los ingresos y la integración económica mundial han sido desiguales, lo que ha dejado atrás a algunas economías. Entre 1996 y 2021, una tercera parte de las economías inicialmente de ingreso bajo y mediano registraron un crecimiento de los ingresos per cápita menor que el promedio de las economías de ingreso alto, lo que significa que la brecha entre los ingresos respectivos creció en lugar de reducirse. Estas economías divergentes, muchas de ellas países menos adelantados (PMA), representan el 13% de la población mundial y se encuentran principalmente en África, América Latina y el Oriente Medio. Las economías de ingreso bajo y mediano que se han quedado rezagadas (es decir, que han registrado una divergencia o una convergencia muy lenta) en general tienden a participar menos en el comercio internacional, recibir menos IED, depender más de los productos básicos, exportar productos menos complejos y su comercio tiende a estar concentrado en menos socios.


“Se ha dejado atrás a algunas economías de África, Latinoamérica y Oriente Medio. El 13% de la población mundial, que ha visto como su brecha con los países ricos lejos de cerrarse, se ha abierto”


Los costos elevados del comercio y una diversificación limitada dificultan la convergencia. Algunas economías no se han beneficiado plenamente de la globalización porque los elevados aranceles –en el país y en el extranjero–, la baja integración regional, la burocracia administrativa, una infraestructura física y digital deficiente, la lejanía geográfica y la fragilidad de las instituciones han limitado su integración en los mercados internacionales y, con ello, han reducido su acceso a la tecnología extranjera y a insumos asequibles de alta calidad. Los exportadores de las economías pobres a menudo carecen de capacidad para cumplir las normas y los reglamentos técnicos de los mercados extranjeros, y pueden tener problemas para hacer uso del acceso preferencial a los grandes mercados.

Otras economías, en cambio, pese a participar de manera más activa en el comercio mundial, no han utilizado el comercio como instrumento de desarrollo por falta de diversificación en su producción y en sus cestas de exportaciones. Por ejemplo, las economías especializadas en sectores extractivos y primarios de gran intensidad de capital pueden ser vulnerables a la volatilidad de los precios de los productos básicos y puede que no logren un crecimiento sostenido debido a la inestabilidad macroeconómica. Los obstáculos a la transformación estructural y la capacidad limitada de adoptar tecnologías extranjeras también pueden impedir que determinadas economías cosechen los beneficios del comercio. El comercio fomenta el crecimiento al posibilitar la importación de tecnología y conocimientos técnicos, y aprovechar la demanda externa para trasladar trabajadores y recursos ocupados en labores de subsistencia a actividades más productivas en los sectores comercializables.

Sin embargo, estos procesos de ajuste exigen el buen funcionamiento de los mercados internos de capital, laboral y del suelo, estabilidad macroeconómica y una gobernanza efectiva. La capacidad de una economía para integrar nuevas tecnologías también depende de que disponga de políticas que mejoren el entorno empresarial y atraigan IED, y cuyo objetivo sea formar mano de obra calificada y desarrollar cadenas de suministro local competitivas, así como de que disponga de una infraestructura energética, de telecomunicaciones y transporte que funcione adecuadamente Las tensiones geopolíticas, la revolución tecnológica y el cambio climático plantean riesgos significativos para la convergencia económica, tanto por lo que respecta a revertir los logros pasados como a poner en peligro las expectativas futuras.

La continua fragmentación de la economía mundial a causa de las presiones geopolíticas repercutiría de manera desproporcionada en las economías de ingreso bajo, que están más alejadas de la frontera tecnológica y dependen del acceso a los mercados extranjeros para lograr un crecimiento de recuperación sostenido debido a las limitaciones de su mercado y de su capacidad de innovación. El cambio climático ya está perjudicando las perspectivas de crecimiento económico de las economías más vulnerables, como los PMA, los pequeños Estados insulares en desarrollo y las economías en desarrollo sin litoral, que son las que tienen menos recursos para recuperarse de los desastres naturales y cuyas poblaciones están especialmente expuestas a los cambios del régimen pluvial.

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Las disposiciones sobre trato especial y diferenciado

Mientras tanto, la automatización y la digitalización del sector manufacturero merman las oportunidades del modelo de crecimiento económico y de empleo impulsado por el sector manufacturero tradicional. Reducir los costos del comercio es fundamental para aprovechar las oportunidades futuras de crecimiento impulsado por el comercio. La diversificación de las cadenas de valor mundiales, el aumento del comercio de servicios y el desarrollo del comercio de energías renovables y de minerales esenciales para las tecnologías climáticas pueden generar oportunidades nuevas para las economías de ingreso bajo y mediano. (…) La OMC contribuye a la inclusividad de todas las economías promoviendo un sistema multilateral de comercio abierto, basado en normas y previsible. El acceso previsible a unos mercados internacionales abiertos, respaldados por el sistema multilateral de comercio, ha permitido a algunas economías en desarrollo ponerse al nivel de economías más avanzadas. La adhesión al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) y a la OMC ha aumentado las relaciones comerciales entre los Miembros un 140%, en promedio.


“La adhesión al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) y a la la OMC -que compromete a reformas de amplio alcance- ha aumentado las relaciones comerciales entre los miebros en un 140%, en promedio”


Asimismo, se ha constatado que, gracias a los compromisos contraídos en el marco de la OMC, hay menos respuestas proteccionistas a las perturbaciones económicas y, a su vez, menos incertidumbre en materia de políticas comerciales, lo que es fundamental para atraer inversiones. Las normas de la OMC también contribuyen a mejorar la gobernanza por medio de las reformas económicas, lo que favorece un crecimiento económico sostenido. La adhesión a la OMC contribuye al crecimiento económico porque facilita el crecimiento del comercio, favoreciendo la estabilidad de los ingresos comerciales y la IED por medio de un entorno de política comercial previsible. Los Miembros de la OMC en proceso de adhesión se comprometen a llevar a cabo reformas de amplio alcance en sus políticas comerciales, instituciones económicas y gobernanza interna, entre otras, la reducción de los obstáculos arancelarios y no arancelarios, la reglamentación de las empresas de propiedad estatal, la protección de los derechos de propiedad intelectual y el establecimiento de tribunales independientes.

Las economías que se sometieron a un proceso de reforma durante su adhesión a la OMC registraron una tasa media de crecimiento de 1,5 puntos porcentuales superior a la de las economías que no se sometieron a ese proceso; estas economías siguieron creciendo más rápidamente después de su adhesión a la OMC. Las normas de la OMC prevén flexibilidades destinadas a mejorar las oportunidades comerciales de las economías en desarrollo, incluidos los PMA. Tras sucesivas negociaciones, modificaciones y decisiones, los Acuerdos de la OMC incluyen ahora más de 155 disposiciones sobre trato especial y diferenciado dirigidas a las economías en desarrollo; 25 de esas disposiciones son específicas para los PMA. Estas disposiciones han sido concebidas para salvaguardar los intereses comerciales, ofrecer flexibilidad en los compromisos, prever plazos más largos para la aplicación de los Acuerdos de la OMC y garantizar la asistencia técnica. Por ejemplo, las preferencias arancelarias han aumentado las exportaciones de las economías en desarrollo y los PMA, pese a los costos administrativos asociados a esas preferencias. Asimismo, se ha constatado que los esquemas preferenciales aumentan las exportaciones a las economías de terceros a través de los efectos del aprendizaje mediante la exportación.

Los proyectos de Ayuda para el Comercio y los programas de asistencia técnica similares a disposición de las economías en desarrollo han aumentado sus oportunidades de exportación. Entre 2006 y 2022, se asignó un total acumulado de 648.000 millones de dólares EE.UU. de fondos en concepto de Ayuda para el Comercio para promover la integración de las economías en desarrollo y los PMA en el sistema multilateral de comercio, así como para apoyar la convergencia económica subsanando las limitaciones relativas a la capacidad de oferta y las infraestructuras relacionadas con el comercio, y desarrollando competencias en materia de comercio.

Se ha constatado que los proyectos de Ayuda para el Comercio han mejorado el potencial comercial de las economías al expandir las relaciones comerciales ya existentes y establecer relaciones nuevas. En 2023, la OMC y el Banco Mundial pusieron en marcha el proyecto “Comercio Digital para África” con el fin de aprovechar sus sinergias y prestar asistencia técnica y creación de capacidad para asegurar que la infraestructura digital de las economías africanas esté respaldada por marcos reglamentarios propicios. Más recientemente, el Banco Mundial y la OMC pusieron en marcha un programa conjunto para ayudar a las economías en desarrollo en la esfera del comercio de servicios. Se necesita una OMC más eficaz e inclusiva para redoblar los esfuerzos encaminados a incluir a las economías que se han dejado atrás en el sistema mundial de comercio.

En un contexto de tensiones geopolíticas, es importante reforzar las capacidades operativas de la OMC. El hecho de abordar los obstáculos al comercio subsistentes y facilitar la aplicación de los Acuerdos de la OMC vigentes, ayudar a las economías de ingreso bajo a cumplir las prescripciones del mercado de exportación y acelerar la adhesión a la OMC de nuevos Miembros puede contribuir a crear nuevas oportunidades para lograr una mayor convergencia. A pesar de los progresos realizadosm muchos Miembros en desarrollo, incluidos los PMA y las economías pequeñas y vulnerables, afrontan limitaciones para participar en las diferentes actividades de la OMC. Es esencial reforzar la participación de todos los Miembros de la OMC en las negociaciones, las deliberaciones y las labores de los comités para asegurar una representación más justa, mejorar el entendimiento mutuo y promover una toma de decisiones más eficaz e inclusiva. La vigilancia oportuna del comercio, junto con un mecanismo eficaz de solución de diferencias accesible a todos los Miembros, también es fundamental para lograr una OMC más inclusiva.


“Se necesita también una mayor cooperación comercial internacional para afrontar nuevos retos en ámbitos esenciales para el futuro del comercio , como el comercio de servicios digital y verde”


Se necesita también una mayor cooperación comercial internacional para afrontar nuevos retos en ámbitos esenciales para el futuro del comercio, como el comercio de servicios, digital y verde. Las iniciativas para hacer frente a los costos del comercio de servicios, que son más elevados que los del comercio de mercancías, pueden reducir la incertidumbre empresarial y crear oportunidades en el suministro transfronterizo de servicios y el comercio digital. Una mayor coordinación e intercambio de experiencias sobre la reglamentación del comercio digital puede ayudar a adoptar mejores prácticas y reforzar los marcos reglamentarios digitales a nivel nacional y mundial. A este respecto, en el marco de la Iniciativa Conjunta sobre el Comercio Electrónico, un grupo de Miembros de la OMC fijaron recientemente el texto de un acuerdo que regiría algunos aspectos del comercio digital.

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Políticas en frontera en materia de carbono

Aunque las economías de ingreso bajo reciben solo una parte pequeña de la IED, pueden beneficiarse significativamente de las mejoras en la facilitación de las inversiones, establecidas en el Acuerdo plurilateral sobre Facilitación de las Inversiones para el Desarrollo (FID), que han concluido recientemente 125 Miembros de la OMC. La coordinación de las políticas sobre el cambio climático relacionadas con el comercio también puede prevenir las tensiones comerciales derivadas de las políticas en frontera en materia de carbono y las medidas de apoyo al clima que algunas economías en desarrollo perciben como un obstáculo, aunque involuntario, a sus capacidades de exportación y, por lo tanto, un impedimento para su convergencia económica.

Un equilibrio adecuado entre compromisos vinculantes y flexibilidades eficaces es esencial para lograr la inclusividad de todas las economías. Algunos Miembros de la OMC han presentado varias propuestas para modificar las disposiciones sobre trato especial y diferenciado. Sin embargo, no hay consenso entre los Miembros de la OMC. Si bien no hay un enfoque único que sirva para todas las flexibilidades, los compromisos deben estar en consonancia con la capacidad de los Miembros para aplicarlos; se reconoce, al mismo tiempo, que determinadas excepciones pueden socavar algunos de los beneficios de un sistema basado en normas. Las disposiciones sobre trato especial y diferenciado recogidas en el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio (AFC) y el reciente Acuerdo FID plurilateral suponen un cambio significativo respecto del enfoque tradicional de la OMC en materia de trato especial y diferenciado ya que introducen un vínculo condicional entre las prescripciones en materia de compromiso y la capacidad de aplicación, lo que permite a los países en desarrollo y menos adelantados establecer sus propios calendarios de aplicación sobre la base de su capacidad.

Estos tipos de disposiciones sobre trato especial y diferenciado podrían servir de modelo, ya que conceden un margen de actuación adecuado a las economías en desarrollo sin menoscabar la previsibilidad y estabilidad de las políticas comerciales conseguidas por medio de compromisos creíbles. Las preocupaciones sobre los efectos distributivos del comercio han dado lugar a un número cada vez mayor de acuerdos comerciales que incluyen disposiciones expresamente relacionadas con la inclusividad dentro de las economías. En un número cada vez mayor de acuerdos comerciales regionales (ACR) se incluyen disposiciones sobre normas laborales, como las establecidas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que abordan esferas como el trabajo infantil y la discriminación en el mercado laboral.


“En un número cada vez mayor de acuerdos comerciales regionales se incluyen normas sobre disposiciones laborales, como las establecidas por la OIT, que abordan esferas como el trabajo infantil y la discriminación en el mercado laboral”


Algunas disposiciones detalladas sobre la inclusividad previstas en ACR relativamente recientes se centran en concreto en grupos desfavorecidos, como las mujeres, los trabajadores vulnerables, las personas indígenas y las personas con discapacidades. Otras disposiciones de los ACR promueven la responsabilidad social de las empresas o están relacionadas con tipos específicos de empresas, como las minipymes y las empresas artesanales. Aunque muchas disposiciones sobre la inclusividad promueven actividades de cooperación, otras establecen disciplinas o exenciones específicas relativas a la igualdad de condiciones. Las normas de la OMC también contribuyen a la inclusividad dentro de las economías. Aunque los Acuerdos de la OMC se refieren principalmente a la inclusividad de todas las economías, en el preámbulo del Acuerdo de Marrakech por el que se establece la Organización Mundial del Comercio se reconoce que los Miembros de la OMC deben mantener relaciones comerciales con miras a elevar los niveles de vida y los ingresos efectivos.

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Salvaguardias y medidas correctivas

Las disciplinas de la OMC tienen por objeto principalmente reducir al mínimo los efectos negativos de las políticas comerciales en los interlocutores comerciales a fin de aumentar los beneficios económicos derivados de una mayor apertura del comercio. Esto, a su vez, contribuye a la inclusividad dentro de las economías al fomentar el crecimiento económico y reducir la pobreza. Por ejemplo, varias disposiciones del Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC tienen por objeto contribuir a la seguridad alimentaria, que reviste especial importancia para los hogares de ingreso bajo. Más recientemente, la Declaración sobre la Reglamentación Nacional en el ámbito de los Servicios, adoptada por un grupo de Miembros de la OMC en 2021, prohíbe la discriminación de género al autorizar la prestación de un servicio. En los Acuerdos de la OMC no hay ninguna disposición que restrinja la aplicación de políticas complementarias no discriminatorias en favor de la inclusividad. La decisión sobre si se debe abordar la cuestión de la inclusividad y cómo debe hacerse corresponde a cada Gobierno. Muchas distorsiones a causa de las cuales la apertura del comercio provoca efectos desiguales tienen su origen a menudo en factores internos estructurales, que se abordan mejor mediante políticas internas complementarias, como políticas en materia de trabajo, de educación o de tributación. Los instrumentos relacionados con el comercio que algunos Gobiernos pueden optar por aplicar a efectos de la inclusividad, como los aranceles, las subvenciones y las restricciones a la exportación, están sujetos a las disciplinas de la OMC para evitar posibles efectos indirectos negativos en otras economías y posibles medidas de retorsión que socavarían la inclusividad general.

Por ejemplo, la OMC también prevé salvaguardias que pueden aplicarse para proteger a algunos trabajadores de determinadas ramas de producción nacionales en respuesta a incrementos súbitos de las importaciones, así como medidas comerciales correctivas para compensar los efectos perjudiciales de las distorsiones del mercado. Una cuestión cada vez más debatida entre los Miembros de la OMC es la manera de lograr un comercio más inclusivo promoviendo una mayor participación de las mujeres y las minipymes. La identificación de las limitaciones específicas que afrontan las minipymes y las empresas propiedad de mujeres para integrarse en el comercio mundial y servirse del comercio para lograr el empoderamiento económico ha dado lugar al establecimiento de los Grupos de Trabajo Informales sobre las Minipymes y sobre Comercio y Cuestiones de Género.

El Grupo de Trabajo Informal sobre las Minipymes proporciona un foro para intercambiar información y experiencias sobre cómo podrían los Miembros de la OMC apoyar mejor la participación de las minipymes en el comercio mundial. El Grupo de Trabajo Informal sobre Comercio y Cuestiones de Género tiene por objeto aumentar la participación de las mujeres en el comercio internacional compartiendo las mejores prácticas y estudiando la manera en que las mujeres pueden beneficiarse de la iniciativa Ayuda para el Comercio, entre otras cosas. Los debates sobre el comercio inclusivo también han cobrado importancia en otros comités y grupos de trabajo de la OMC. Varias iniciativas de asistencia técnica y creación de capacidad relacionadas con el comercio emprendidas en la OMC contribuyen a lograr un comercio más inclusivo.

La reducción de la pobreza, el empoderamiento económico de las mujeres y la participación de las minipymes forman parte cada vez más de la Ayuda para el Comercio, así como de proyectos del Marco Integrado mejorado (MIM) y del Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio (STDF), asociaciones multilaterales apoyadas por la OMC. Los programas de facilitación de la financiación del comercio también pueden beneficiar y mejorar significativamente el comercio internacional de las minipymes y las mujeres comerciantes. A principios de 2024, la OMC y el Centro de Comercio Internacional pusieron en marcha el “Fondo para las Mujeres Exportadoras en la Economía Digital” con la finalidad de ayudar a las mujeres a aprovechar las oportunidades del comercio internacional y la economía digital.

La OMC podría ayudar a abordar los problemas de inclusividad dentro de una economía mediante sus funciones de transparencia y vigilancia. Contar con más información sobre la repercusión de determinadas medidas de política comercial en los grupos vulnerables podría ayudar a remediar los posibles efectos discriminatorios. La recopilación de datos desagregados adecuados y la realización de análisis podrían servir de base para los debates. Por ejemplo, en debates del Órgano de Examen de las Políticas Comerciales (OEPC) se ha planteado la dimensión de comercio y género, principalmente porque en los informes de los exámenes de las políticas comerciales elaborados por los Miembros y en sus declaraciones en las reuniones del OEPC se ha facilitado de manera voluntaria información al respecto.

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Sobre el logro de una mayor coherencia

La identificación de estrategias y mecanismos para mitigar y minimizar los efectos adversos de las restricciones a la exportación de productos esenciales en las economías importadoras también podría contribuir a la seguridad y la resiliencia alimentarias. La aplicación de los compromisos contraídos en el marco de la OMC también puede ser más inclusiva si los grupos vulnerables participan activamente. Una mayor participación de representantes de los grupos vulnerables en los procesos comerciales internos deliberativos puede servir para asegurar que se tengan en cuenta sus perspectivas e intereses al aplicar determinadas disposiciones de la OMC.

El AFC es un claro ejemplo de que la política comercial puede ser más inclusiva, mediante la implicación de representantes de los grupos susceptibles de sufrir discriminación por la aplicación de las políticas en los comités nacionales de facilitación del comercio, y dándoles acceso a información comercial pertinente y a oportunidades de creación de capacidad y de formación. Sin embargo, para que los comités nacionales de facilitación del comercio logren reformas comerciales más eficaces e inclusivas es esencial que los Gobiernos no dejen de prestar su apoyo y sus recursos. Los actuales retos multifacéticos que presenta el comercio en combinación con otras esferas exigen un enfoque sólido y coordinado de la OMC en combinación con otras instituciones para favorecer en mayor medida la inclusividad de todas las economías y dentro de ellas.

Si bien la OMC sigue siendo la piedra angular de la cooperación comercial internacional, otras organizaciones internacionales también abordan muchas políticas de desarrollo e inclusivas relacionadas con el comercio. En virtud de la “Decisión sobre el logro de una mayor coherencia en la formulación de la política económica a escala mundial”, la OMC ya colabora con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. La OMC también colabora con muchas otras organizaciones internacionales. Una mejor colaboración entre las organizaciones internacionales podría servir para aprovechar las sinergias entre las políticas comerciales y las políticas complementarias, y las organizaciones internacionales podrían reforzarse mutuamente para fomentar la inclusividad de todas las economías y dentro de ellas. Es importante apoyar iniciativas coordinadas para aumentar la capacidad de aplicar los Acuerdos de la OMC, subsanando las deficiencias en materia de reglamentación, competencias e infraestructura, y para resolver los problemas relacionados con la competencia, la tributación de las empresas y la corrupción. Estas iniciativas colaborativas podrían adoptar diversas formas, desde asociaciones al simple intercambio de información. La OMC podría servir de plataforma para que las organizaciones internacionales, los Gobiernos, las empresas y las organizaciones no gubernamentales sigan colaborando y compartiendo información sobre cuestiones específicas relacionadas con el comercio.♦