“La Fed asegura que no tolerará un enfriamiento adicional del mercado laboral. Un cambio de prioridades tan radical no dejará de influir en los mercados, elevando la volatilidad”.
Jerome Powell utiliza el foro anual de Jackson Hole para dictar la línea a seguir en la política económica. Línea de la que toman buena nota el resto de banqueros centrales. Como siempre, se ha pronunciado con meridiana nitidez: tras largos meses de aplicar un sesgo marcadamente restrictivo, ahora toca iniciar la desescalada de tipos. Reconoce que la inflación no remite al ritmo deseado, recorriendo una senda plagada de altibajos. Pero otorga prioridad al deterioro del mercado de trabajo, como antesala de un potencial riesgo recesivo. Riesgo que también descuentan los mercados, cada vez más inquietos ante la evidente desaceleración en el ritmo de creación de empleo.