Como España borró Guinea Ecuatorial de su conciencia tras la independencia, pocos encuentran nexos entre la colonia y determinados cambios decisivos en su Historia. Sesudos eruditos omiten un motivo esencial en la abdicación del rey Amadeo y proclamación de la República: el amago de abolición de la esclavitud en Puerto Rico y Cuba; ignoran la denuncia del saqueo de fondos coloniales, motivo de la convocatoria electoral de abril de1936, cuyas consecuencias perduran hoy; olvidan realidades recientes: la transición hacia la democracia se inicia tras ser aventada la inmoral connivencia entre el tirano Francisco Macías y Antonio García-Trevijano, activo principal en la rupturista Junta Democrática.

No siendo razonable ocultar tales hechos, es oportuno reseñarlos cuando arrecian autocomplacientes irredentismos autárquicos, reacios a reconocer el concurso de otros humanos en la conformación de su mundo; pudiendo eludirlo, se implicaron por idealismo y solidaridad. ¿Sería hoy voluntario en las huestes franquistas el aspirante a perito industrial Juan Manuel Tray Mueri, si supiese que la Patria que regó su sangre no honra su memoria y hostiga a sus descendientes? Teniente y ‘Caballero Mutilado Permanente’ finalizada la Guerra Civil, condecorado y ascendido a comandante, el negro de mayor rango en el Ejército español acabó sus días sin gloria alguna, tras secundar el tramposo señuelo de la campaña ‘vuelta al redil’.

Enfrente, José Carlos Grey-Molay, ‘rareza’ que desconcertó a jerarcas nazis, Himmler incluido, ante su vasta cultura y atlética complexión. Estudiante de Medicina en Barcelona en 1936, combatiente republicano, su peripecia le condujo a Mauthausen en 1941, donde limpió retretes, según el documental de Enric Ribes y otras pesquisas. Liberado en 1945, fue bailarín y electricista en París. No es el único. José Epita Mbomo tenía 16 años al pisar España en 1927. Mecánico de aviación, huyó a Francia con los republicanos derrotados, en cuya Resistencia se aplicó al sabotaje de la Wehrmacht. Capturado y deportado a Neuengamme, este superviviente militó cuando el comunismo fue religión, abjurando cuando tanques soviéticos ocuparon Praga. Héroes y víctimas en una España desmemoriada: escatima a sus nietos los réditos del sacrificio. Los muertos son anónimos.♦