Blackrock quiere que sus participadas empleen los estándares TCFD y SASB -que acaba de anunciar su fusión con IIRC- para el reporte no financiero.

Texto: Tomás Conde
ESG Senior Advisor en AERI y LLIC y embajador de IIRC •

Tomás Conde, ESG senior advisor en AERI y LLIC y embajador  de IIRC
Tomás Conde

La integración de los asuntos extrafinancieros está entrando de verdad en el “mainstream” del reporting. Esta integración ha empezado en el reporting, pero después de que la gestión integrada y las variables no financieras pasaran a ser consideradas en sí mismas como variables de gestión puras. Se trata de incorporar nuevas métricas que permitan medir las variables no financieras -y, por ende, de tomar decisiones- que convivan junto con otras financieras más tradicionales, como por ejemplo, las de deuda/EBITDA o el free cash-flow. Aparecen así variables que ahora sí hay que reportar con transparencia y trazabilidad, como el número de mujeres en el Consejo, la contribución fiscal total, las emisiones indirectas de gases de efecto invernadero, los salarios medios por categoría o la contribución de la compañía a los 17 Objetivos de Desarrollos Sostenible, por poner algunos ejemplos. Bajo la sabia premisa de que lo que no se mide no se gestiona y de que lo que no se reporta no existe, en el año 2000 nació el ya famoso Global Reporting Initiative (GRI). En pocos años, el GRI se ha convertido en el estándar para las famosas memorias de RSC, que afortunadamente fueron derivando hacia informes de sostenibilidad y que ahora, gracias a la Directiva de Información No Financiera y a la correspondiente transposición al ordenamiento español, han pasado a ser los Estados de Información No Financiera, incluidos en los Informes de Gestión de las Cuentas Anuales Consolidadas. Esto son los informes integrados.

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