El BOE no basta para generar tejido empresarial. Innovación sí, pero son los activos del presente los que soportan el empleo y todo un conjunto de empresas suministradoras

Hemos experimentado en 2020 el mayor cataclismo que se recuerda en tiempos de paz. Desde un sistema sanitario desbordado por la pandemia, hasta una economía seriamente dañada por las restricciones a la actividad y el hundimiento del consumo. No todo ha resultado negativo. Un despliegue sin precedentes en investigación ha logrado poner a punto vacunas para combatir la enfermedad. La respuesta económica ha alcanzado una intensidad de la que careció en la última gran crisis financiera de comienzos de esta década. Esta vez, incluso la Unión Europea, tan remisa a reaccionar con celeridad y contundencia, ha expresado una rara voluntad de mostrarse a la altura de las circunstancias.
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