“Todo apunta a que la FED deberá venir al rescate a medida que la economía se degrade. Lo mismo cabe predicar del BCE”.

Vivimos tiempos convulsos, cargados de incertidumbre y negras perspectivas de futuro. Los mercados todavía se aferran a la teoría del Taco (Trump always chickens out), más por puro escapismo y negación de la realidad que por íntima convicción. Confíar que el inquilino de la Casa Blanca recobre una cordura de la que nunca hizo gala se antoja una apuesta arriesgada. Instalado en su particular reality show, no parece fácil que renuncie a someter a propios y extraños a su deporte favorito: transformar la gobernación de la principal economía mundial en una feria de atracciones. Feria en que somete a las Bolsas a una trepidante montaña rusa, instala a sus socios comerciales en endiablada chocolatera sin faltar el tiro al blanco con Jerome Powell ejerciendo de sufrido patito. Es cierto que tan pronto profiere amenazas como las congela. Pero, nunca las entierra del todo, manteniendo en constante tensión a sus destinatarios.