Consideran al croata Frane Selak el hombre más suertudo del mundo. Profesor de música, sobrevivió a la IIGM y salió extrañamente ileso de numerosos y pavorosos accidentes durante años: descarriló su tren, falleciendo 17 compañeros de vagón; se desprendió la puerta del avión en que volaba y murieron 19 pasajeros; cuatro personas perecieron al precipitarse por un puente el autobús en que viajaba. Abandonó raudo su coche antes de estallar, incendiado el depósito de combustible en plena autopista; sufrió heridas menores tras atropellarle un autobús; saltó del vehículo que se despeñaba por un profundo barranco y, enganchado a un árbol, vio cómo ardía al fondo. Le sonrió la fortuna en 2003: apenas cumplió 74 años, ganó 800.000€ en lotería; murió sin nuevos sobresaltos con 87 años. Tsustomu Yamaguchi tenía 29 años el 6 de agosto de 1945; estaba a tres kilómetros del punto cero de Hiroshima, pero sus únicas afecciones fueron leves: perforación de tímpano y quemaduras en el torso. Vuelto a su Nagasaki natal, comentaba con sus allegados la traumática experiencia cuando restalló la nueva explosión. Está registrado como único sobreviviente de las dos bombas atómicas arrojadas por Estados Unidos sobre Japón. Vivió 93 años.  

¿Azar? Constan incontables casos de suerte extraordinaria, positiva o negativa: ser millonario a la primera apuesta; años jugando sin pillar un reintegro; unos triunfan con sorprendente facilidad, a otros les parte un rayo mientras pasean. Sucesos incontrolables acaecidos al margen de la voluntad, de imposible predicción o explicación, inducen a creer en designios esotéricos, incluidos hechos aleatorios como región o familia de nacimiento. Intríngulis que desvela a pensadores de toda época y lugar: superstición para unos; para otros, destino: se nace ‘con estrella’ o ‘estrellado’; según algunos, fruto de la determinación individual, al combinar actitud positiva y trabajo riguroso. 

Ante la incógnita, en angustiosa búsqueda de señales, el imaginario creó amplísimo muestrario de objetos para atraer buena suerte o conjurar la desgracia, acordes con los credos, mitos y culturas vernáculos: amuletos, números, animales… Aunque éxito o fracaso dependieran del talante ante el desafío o la forma de enfrentar los retos, ninguna hipótesis esclarece la inusitada peripecia de Selak y Yamaguchi.♦